MÉXICO. Con grandes anuncios en periódicos y equipos de cabilderos, gigantes de la alimentación y organizaciones defensoras de la salud presionan a legisladores mexicanos que debaten esta semana una propuesta de aumentar impuestos a refrescos y comida chatarra, que intenta contener la extendida obesidad en México.

Comida chatarra



El Senado está debatiendo una ley que podría imponer un impuesto del 5% a la comida alta en calorías, como dulces y papas fritas, así como el incremento de un peso (8 centavos de dólar) por cada litro de refrescos o bebidas azucaradas.

La Cámara de Diputados ya aprobó estas medidas la semana pasada, incluyendo la imposición a estos alimentos dentro de una reforma fiscal presentada por el presidente Enrique Peña Nieto para mejorar la flaca recaudación de México.



Aunque esta reforma también busca subir los impuestos a quienes más ganan, el gravamen especial a comidas y bebidas ha centrado todas las miradas en un país donde el 71% de los adultos y uno de cada tres niños sufren sobrepeso o son obesos.

Con el Senado emplazado a votar antes de final de mes, grupos defensores de la salud y cabilderos de la industria alimenticia tratan de convencer a los legisladores de sus contrapuestas opiniones y publican anuncios casi diarios en la prensa para exponer sus argumentos.

La batalla ha sacado a la luz prominentes nombres extranjeros, especialmente del vecino Estados Unidos.

Los cabilderos representan a empresas internacionales como Coca-Cola, Nestlé y Kraft Foods, mientras que Bloomberg Philantropies, fundada por el millonario alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha donado 10 millones de dólares a grupos a favor de la salud.

El alcalde neoyorquino elogió al presidente mexicano cuando presentó el mes pasado su propuesta de impuesto al refresco, luego de que en julio una corte estadounidense rechazara su propio plan para prohibir los refrescos gigantes en restaurantes de Nueva York.

Peña Nieto admitió el martes que su reforma fiscal ha sido «sin duda polémica», porque cualquier revisión a un sistema fiscal afecta «algunos intereses y genera incomodidad en otros».

México, líder mundial en consumo de sodas

La industria alimentaria argumenta que esos impuestos serán inefectivos porque la obesidad es causada por múltiples factores, mientras que los activistas creen que se trata de una medida crucial para México, el país que más refrescos consume en todo el mundo.

Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor, cree que las multinacionales temen que otros países puedan copiar la propuesta impositiva de México si finalmente se convierte en ley.

«El miedo que tienen no es el impacto económico ni la pérdida de empleos, eso no les interesa. Lo que les interesa son los mercados de expansión de las empresas y cómo esto puede también afectar en la región», dijo Calvillo a la AFP.

La organización del activista, beneficiada con recursos de la fundación Bloomberg, ha estado presionando en los tres últimos años a favor del impuesto al refresco para combatir el riesgo combinado de la obesidad y la diabetes que azotan al país.

Calvillo está convencido de que esta imposición fiscal podría llevar a los mexicanos a considerar opciones más sanas como el agua, en un país con un consumo per cápita de bebidas azucaradas de 163 litros por año.

El «tiro de gracia» para pequeñas tiendas

Pero la industria y una organización que representa a las 72.000 pequeñas tiendas de México advierten que el aumento de estos impuestos conllevará más daños que beneficios a los pequeños comerciantes.

Jaime Zabludovsky Kuper, presidente ejecutivo de la organización de la industria de bienes y consumo ConMexico, dijo a la AFP que los promotores del impuesto «estigmatizan productos que están hechos por las normas de calidad mas estrictas» y alientan la proliferación de la economía informal.

Zabludovsky Kuper, que representa a compañías como Kraft y Kellogg, dice que ha transmitido a ministros y legisladores las preocupaciones de ConMexico.

«México es un mercado muy importante y puede ser un precedente para lo que pase en otros mercados», coincide.

Cuauhtémoc Rivera, director de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), recuerda que las gaseosas son los productos más vendidos en negocios chicos, representando más del 40% de sus ingresos.

«Al menos cuatro de cada diez van a estar en la disyuntiva y la terrible decisión de verse obligados a cerrar sus operaciones y trasladarse al desempleo y al trabajo informal», teme Rivera. «Esto es el tiro de gracia», agrega.

AFP