De: Marti Cuevas, Traducción al español: Daniel Santacruz & Mariela González

Es algo verdaderamente mágico cuando un compositor logra la mezcla perfecta de música y letra y da a luz una canción. Sin compositores brillantes, simplemente no existirían grandes intérpretes.



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La industria de la música, como cualquier otro negocio lucrativo, atrae a una gran cantidad de buitres, dispuestos a llenar sus bolsillos a toda costa. Los compositores deben tenerlo bien presente y estar en alerta!



Uno de los abusos más atroces hacia los autores es la práctica que realizan algunos dueños de empresas discográficas independientes. Además de adueñarse del 100% de la parte editorial, estos «ejecutivos» le exigen el 50% de la parte autoral al compositor y se acreditan así mismos como «coautores.” Vamos a dejar las cosas claras; estos tipos no son compositores. Son incapaces de escribir una canción! Aun así, tienen cientos de canciones registradas bajo sus nombres e incluso reciben premios como compositores en las sociedades de ejecución pública como ASCAP o BMI. Al final, el compositor original recibe sólo un 25% de las regalías autorales y el crédito es «compartido» con un dizque autor.

Aunque parezca increíble, existe en la República Dominicana hace muchos años una práctica aún más despreciable. Algunos cantantes, a veces artistas de renombre, estafan a infinidad de compositores aprovechándose de la adversa situación financiera de los mismos y descaradamente roban los derechos de sus obras musicales. Lo que suele suceder es que estos bandidos escuchan al compositor cantarle su canción, ya sea en el estacionamiento de un estudio, en la esquina o en el barrio. Graban en su celular o grabador la canción y por unos cuantos pesos (en algunos casos hasta una botella de ron) hacen que el compositor ceda la totalidad de sus derechos!

En estos casos el autor pierde todo el crédito al igual que las regalías que puedan generarse de su composición en el futuro.

El propósito de éste articulo es informar a todos los compositores que hayan sido victimas de éste esquema, que la cesión de derechos se hace por escrito; que de no ser así no tiene validez alguna y el compositor no ha renunciado a los derechos de su obra. Si un autor le ha entregado una canción a un cantante, productor o empresario bajo estas circunstancias debe de alzar la voz y defender sus derechos – aunque no logre ganar su caso especifico, es importante que lo haga para así prevenir a sus colegas para que no caigan en trampas similares, y que en sentido general se cree conciencia entre los autores dominicanos.

¿Cómo pueden protegerse los compositores de éste robo descarado de sus derechos autorales?

Sobre todo, después de haber escrito una canción, el autor debe registrarla en la ONDA, y si es posible registrarla también en la oficina de Copyright de los Estados Unidos. La razón por la que sugiero esto es que en la oficina de Copyright se puede registrar la letra y también la música – en cambio la ONDA por el momento solo registra la letra.

Cuando un autor cede sus derechos, los efectos negativos se multiplican. Si la canción se convierte en un éxito, el autor no sólo pierde cualquier ingreso futuro de regalías, si no que también pierde su crédito autoral. En la industria de la música los créditos son nuestras tarjetas de presentación y es por esto que son tan defendidos en contratos editoriales y/o artísticos.

No importa si la canción es o no un «hit» inmediato. Una vez publicada una canción en el inmenso y acelerado mundo digital, otro artista (incluso con más alcance y nombre) pudiera escucharla y re-grabarla y hacerla un éxito de proporciones inimaginables. Pudiera llegar a ser viral en YouTube, incluso grabada en otro idioma, en otro estilo, etc. … las posibilidades son infinitas!

El verdadero autor de una obra debe de cosechar los beneficios de su don creativo.

La registración a tiempo de una canción es la protección más segura que tiene un autor en contra de estos abusos. Todos sabemos que la comunidad artística está repleta de mucho talento, pero una gran cantidad de buenos compositores y artistas tal vez no disponen del asesoramiento, ni las relaciones de negocios necesarias para obtener la exposición que merecen, para que su trabajo sea valorado y expuesto al gran público. Pero también debemos recordar siempre que el negocio de la música es sumamente misterioso! Uno nunca sabe de donde pueda salir el próximo «hit» mundial – tal vez puede ser tuyo!

Es decir que queda en las manos de los autores proteger sus derechos y saber defenderse de los abusadores, que con un par de pesos o un trago de ron pretenden adueñarse de sus obras.

Defiende tus derechos!