SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El joven Pierre Jean-Claude, quien se define como católico devoto, estudiante de ingeniería, escribió una carta al arzobispo metropolitano de Santo Domingo, Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, donde le mostró su indignación por los ataques contra el sacerdote jesuita Mario Serrano.

Nicolás de Jesús López Rodríguez



El joven, ex diputado del Parlamento Haitiano de la Juventud, mostró además su inconformidad con las declaraciones del cardenal en torno a la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional que deja sin nacionalidad a miles de dominicanos, por lo que le recordó al máximo representante de los católica en el pais, sus deberes al frente de la iglesia, informa acento.com.do, en su portal.

Lea la carta íntegra:



 

7 de febrero del 2014

Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez

Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Primado de América

Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano

República Dominicana

Su Eminencia Reverendísima:

Desde que el Tribunal Constitucional (TC) de la República Dominicana (RD) emitió su sentencia TC/0168/13 que perjudica a cientos de miles de ciudadanos dominicanos de diversas ascendencias, cuya mayoría es de ascendencia haitiana, en violación flagrante de convenios internacionales sobre los derechos humanos; he estado siguiendo de cerca y minuciosamente sus comentarios y su apoyo a esta decisión injusta, inhumana e ignominiosa.  En efecto, no estoy dispuesto a callarme ante tanta injusticia, flagrante y descarada, ante sus consecuencias atroces que lo único que hacen es golpear fuertemente unas heridas ya abiertas.

Según el catecismo de la Iglesia Católica, en el número 888 del capítulo tercero,  Ud. “tiene como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios» (PO 4), según la orden del Señor (cf. Mc 16, 15)”.  En el número 893, está aclarado que Ud. tiene la misión de santificar “la Iglesia con su oración y su trabajo, por medio del ministerio de la palabra (…), con su ejemplo, «no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de la grey» (1 P 5, 3)”.  Y en el número 894, le recuerdo que Ud. tiene el deber, no la opción, de gobernar la Iglesia a través de “sus consejos y con ejemplos”.  En base a estos principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia, señor Cardenal, le estoy recordando cuál debe ser su trabajo como pastor de la Iglesia que tiene la misión de unificar, no dividir, ya que como pastor no debe tener otra preferencia sino por los más necesitados, los olvidados, los sin voces, los marginalizados, los que son objetos de persecuciones; al estilo de Cristo.

Señor Cardenal,

Como pastor que tiene la misión esencial de trabajar para la salvación de las almas, Ud. apoya una decisión del Tribunal Constitucional de República Dominicana que  desnacionaliza a cientos de miles de dominicanos, borrando así su existencia ciudadana y civil ya que se quedan sin identidad legal.  Gente que el único delito que ha cometido es haber nacido en República Dominicana y ser hijos e hijas de migrantes irregulares. Gente que el único país que conoce es República Dominica, y el único idioma que habla se llama español (dominicano). Señor Cardenal, además de haber tenido una posición sectorial cuyo fundamento racional y ético ha sido muy dudoso, ahora Ud. está atacando a un sacerdote de la Compañía de Jesús.

Primado de América,

En el número 47 del segundo capítulo de la constitución Sacrosanctum concilium, documento preparado por el Concilio Vaticano II, Sobre el Sacrosanto Misterio de la Eucaristía, está claro que el Sacrificio Eucarístico del Cuerpo y Sangre del Cristo es: «Sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad, banquete pascual (…)».  La misa es un momento especial e íntimo de los fieles para el encuentro con Dios. Ud. usa este espacio negando así su sacralidad para arremeterse contra la Compañía de Jesús y el Padre Mario Serrano, desahogando su cólera.

Ud. le chilló: “No soy compañero de él (Padre Serrano)”.  Si él, siendo cura, hermano suyo en el sacerdocio del Cristo no es compañero suyo, ¿quien le va a creer a Ud. en su enseñanza pastoral, Señor Cardenal?  Que el Padre Mario Serrano y la Compañía de Jesús se acuerden de la octava bienaventuranza para tomar fuerza para seguir adelante con sus labores: “Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos”.

Con furor Ud. se dirijo al Superior jesuita del Padre Mario Serrano gritándole que calle al Padre Serrano: “Se (Padre Mario Serrano) ha dedicado a los izquierdistas a hacer lo que a él le dé las ganas (…).  Yo estoy muy incomodo, moralmente no acepto que un sacerdote jesuita ande diciendo tonterías públicamente (…).  Cállese y punto!!  Excúsenme, pero me siento profundamente molesto con losjesuitas (…)”. Con esas intimidaciones, con esas agresiones verbales, Ud. cuestiona todo el trabajo de la misión evangelizadora que viene realizando la Compañía de los Jesús, desde hace 5 siglos, ya que desde la creación de esta Orden religiosa, misioneros como el Padre Mario Serrano han venido acompañando a los más necesitados, los que no tienen casas, los olvidados, los maltratados y en los lugares donde otros no se atreven a irse.  Espero que el Papa tome carta en el asunto.

Monseñor,

Cuando los ataques vienen de afuera hacia la Iglesia, se puede entender.  Pero cuando son internos, es realmente lamentable.  De repente, Ud. debería discernir para ver si no está actuando bajo el influjo de algún espíritu maligno,  Señor Cardenal. Tómese un tiempo de silencio, reflexione, haga el rosario, váyase a confesar, diga la misa pero viviendo lo que está pregonando, actuando in Persona Cristi, no repitiendo lo que está escrito en el misal como un loro.  De este modo, vivirá lo que predica, así no se comportará como los fariseos que Jesús criticó y calificó de tumbas blanqueadas, cuando por fuera se ven bellas, por dentro lo que tienen es podredumbre.

Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum,

¿Qué ejemplo puede Ud. dar al pueblo de Dios con esa posición que se asemeja mucho a la de los activistas políticos mal formados y mal intencionados que no acatan ningún convenio internacional en materia de derechos humanos?  Dígame: ¿Cómo va Ud. a contribuir al advenimiento del reino de Dios y a trabajar para la santificación de la Iglesia con este comportamiento?  ¿Por qué no se pone a defender la voz del Vaticano en la ONU que está siendo amenazada por unas poderosas fuerzas que intentan silenciarla?

Quiero terminar usando las mismas palabras que justamente le había dirigido a Ud. su Excelencia, Monseñor Guy Sansariq, obispo auxiliar de Brooklyn, “Desgraciadamente, el impacto social negativo que Ud. provoca causará grandes daños a la Iglesia”.

¡Señor, ten piedad!

¡Cristo, ten piedad!

¡Señor, ten piedad!

Dios, perdónale su Eminencia Nicolás de Jesús López Rodríguez que no sabe lo que hace.  Amén!!

Suyo,

Pierre C.-S. JEAN-CLAUDE

Católico devoto

Estudiante de Ingeniería

Coordinador de N’ap Sove Ayiti (NAPSA)-Venezuela