Sin lágrimas, sin un aluvión de reproches, ni enfados, ni chantajes emocionales, ni pasar por un mal trago… Son las ventajas que para muchos tiene el hecho de romper con la pareja por WhatsApp. Una práctica muy habitual entre los españoles. En una reciente encuesta, realizada por SingletonSearch.com (un portal de citas) entre 1.500 personas, el 54% de ellas reconocían que habían roto con su pareja, con la que llevaba un mínimo de tres meses, a través de  como WhatsApp o Line. Querían evitar tener que decirlo a la cara.

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Por WhatsApp rompe cualquier  de pareja, los que llevan más tiempo de relación y los que llevan menos. «Utilizar el WhatsApp para romper tiene que ver más con la madurez de la persona que con el tipo de relación o con la edad. Alguien que es consciente de cómo entra y sale en las relaciones, sabrá marcar un fin a la relación en persona, tanto si ha sido profunda como si ha sido superficial», afirma Mila Cahue, psicóloga de pareja del Centro de Psicología Álava Reyes.

De cara a cara
A nadie le extrañaría que quien reciba un mensaje inesperado de este tipo puede entrar en estado de shock, pero una vez superado ese primer momento hay que pensar en positivo, como aconseja Cahue: si una persona ha sido capaz de cortar la relación por WhatsApp eso indica su nivel de madurez. «Y bien reflexionado —dice—, quizás sea una suerte, porque antes de entrar en mayores niveles de compromiso se ha podido evitar tomar decisiones conjuntas más importantes».



Desde luego, un mensaje por WhatsApp nunca va a sustituir una conversación de tú a tú. La psicóloga explica los beneficios de verse cara a cara: «Una conversación permite poder poner punto final digno y sobre todo es un gran ejercicio de contención. Se trata de una situación dolorosa y no hay que meter demasiado el dedo en la llaga. Es triste decirse adiós, pero es una más de las lecciones de la vida a las que, sin duda, se sobrevive y la mayoría de las veces con éxito».

Una ruptura por WhatsApp sorprende y duele, como todas. La reacción normal es llamar para pedir explicaciones o una cita. Si se consigue hay que intentar no prolongar mucho el encuentro, darnos por informados y no profundizar. «Y si no quiere quedar o no nos contesta… pasado el momento de enfado por las malas formas y la tristeza por la pérdida de una relación que teníamos hasta ese momento, quizá sea hora de felicitarnos por nuestra buena suerte, pues acabamos de librarnos de alguien que probablemente tampoco daría la talla para situaciones vitales de mucha más envergadura», explica Cahue.

La experta en parejas advierte que en ocasiones resulta más prudente no saber por qué se ha producido la ruptura. Hay que asumirlo. «A veces, hay que escuchar cosas que pueden no gustarnos —recuerda— y es posible que el otro no quiera ofendernos con las verdaderas razones por las que pone punto y final a la relación. Hay que asumir que cada persona tiene sus motivos y hay que respetarlos, nos gusten o no».

Fuente: ABC