Una nueva técnica permite producir tejidos ‘inteligentes’ a partir de fibras de polímeros de alta fuerza de bajo coste, como los que se usan en el hilo de pescar. El sistema, presentado en la revista Science, se podrá usar para fabricar ropa inteligente, prótesis o robots.

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Imagina una prenda de ropa que reacciona a la temperatura y abre sus poros para que la persona que la lleva se mantenga fresca o los cierra si hace frío. El equipo de Carter Haines presenta esta semana en la revista Science una tecnología sencilla y barata que permite transformar las fibras de polímeros de alta fuerza, como los que se usan en el hilo de pescar y el utilizado para las costuras, en una suerte demúsculos artificiales.

El método consiste en aplicar una técnica de torsión y girarlos hasta que se enroscan. Este giro extremo les permite funcionar como músculos que pueden resistir cargas cien veces mayores que los músculos humanos de mismo peso y longitud, según los investigadores.



 Estos nuevos músculos artificiales pueden encontrar aplicaciones en un gran abanico de estructuras tanto a tamaño real como a nanoescala, y se necesitan para muchas aplicaciones, desde robots humanoides, miembros protésicos o exoesqueletos. Como responde a la temperatura, el equipo de Heines los ha probado en prendas de ropa y en sistemas para ventanas que se abren o cierran para mantener la adecuada temperatura de un edificio.

Hasta ahora, los problemas de actuación, escalabilidad y coste han restringido el desarrollo de este tipo de fibras ‘inteligentes’. Los hilos de metal utilizados hasta ahora para adaptarse a la forma son caros y difíciles de controlar. La meta actual es convertir fibras de polímero de alta fuerza baratos (unos 5 dólares el kilo) en músculos artificiales que alcancen o superen la actuación del esqueleto muscular mamífero para poder llevar a cabo millones de contracciones reversibles mientras llevan cargas pesadas, informa dominicanoshoy.com, en su portal.

Estos músculos deberían permitir cambios sin deformarse, ser escalables en su capacidad de llevar peso y poder ser entretejidos en la ropa que se utiliza para conseguir un trabajo mecánico amplificado o cambiar la porosidad de la prenda. Y el nuevo método, según sus autores, produce músculos enroscados que pueden contraerse un 49%, y generan 5,3 kilovatios de trabajo mecánico por kilo de músculo, parecido a lo que produce el motor de un avión.