SANTO DOMINGO, RD.- A raíz de los cambios hechos a la histórica Puerta del Conde la mayoría de la población ha mostrado su rechazo, al entender que se ha borrado la esencia del lugar.

6E3D907D-AA2C-4D55-BD16-EF3720E9B363.jpg__680__460__CROPz0x680y460



A continuación una carta, misiva o correspondencia a José Antonio Rodríguez, nuestro Ministro de Cultura:

El común de la gente, precisamente inculta, no sabría lo que es una misiva. Pero si creo que sabría lo que es una correspondencia y mucho mas una carta. Aunque la correspondencia tiene tufo de oficiosa y comercial y la carta de personal, dejo en quien lea estas letras, pretendidas epistolarmente, su acepción definitiva como mensaje sincero de amistad, aunque seas Ministro.



Entre arquitectura y publicidad hay fisuras, hay hendijas que cuelan aromas colados en campos donde la cocina está fuera, humeando vapores y olores, pero se juntan en el olfato humano, donde la diversidad se disgrega en virtud de ciertos conocimientos adquiridos no necesariamente académicos. A esos apelo con estas letras. Eres un poeta, un compositor, un ser humano sensible… Reacciona y pide que mejoren ese atropello.

Los argumentos de quienes han intervenido en la Puerta del Conde no se sostienen. Consulta tus organismos institucionales del propio Ministerio. Consulta en la Oficina Nacional de Patrimonio Monumental. Consulta al ICOMOS, o a otros arquitectos, restauradores, químicos, hombres y mujeres, que saben mucho de esas cosas. A mí no me creas. Palpa las redes sociales que trepidan nerviosas de solo ver lo ocurrido. Ese lugar agredido, es patrimonio de la humanidad, aunque no esté dentro del ámbito físico urbano del casco fundacional de la histórica ciudad de Santo Domingo, informa acento.com.do, en su portal.

Si, José Antonio, lo han agredido, con una facilidad desdeñosa. El espanto es colectivo y los argumentos de que una vez estuvo así son una falacia, una mentira, un embuste. Las pirámides de Egipto nadie nunca las vio empañetadas. Y lo estuvieron. Pero es lo que sirve, argumentalmente, o lo que vale, justificativamente. Ahora son ruinas milenarias y aquí, nosotros y ellos, estamos en el siglo XXI (21) como para atrevernos, con gran desfachatez, a empañetar nuestra Puerta de San Genaro como si estuviéramos en 1556. El trabajo ha quedado muy mal. Tanto que horroriza, avergüenza, decepciona…

Dicen que los Ministros no leen cartas de más de tres párrafos, pues aquí termino.