El popular magistrado Joaquim Barbosa, el primer presidente negro de la Corte Suprema de Brasil, renunció este jueves a su cargo que asumió hace un año y medio.

“Mi concepción de la vida pública está pautada por el principio republicano. Creo que los cargos deben ser ocupados por un plazo determinado y después se le debe dar la oportunidad a otras personas. Ya yo estoy aquí hace 11 años”, dijo a la prensa el polémico juez que dejará de trabajar en junio.



Barbosa, considerado por parte de la población como un eventual presidenciable, fue nominado por el ex gobernante Luiz Inacio Lula da Silva durante su segundo gobierno en 2009 y en noviembre de 2012 asumió el máximo cargo en el tribunal.

ministro negro



El magistrado dijo en 2013 que no tenía “la más mínima intención de ser candidato”. De todas formas, la ley le prohibiría presentarse como candidato a la presidencia, pues para hacerlo tendría que haber renunciado antes del 5 de abril.

El juez sufre de un problema en la columna que lo obliga muchas veces a dar sus discursos de pie y del cual se ha tratado en Alemania.

En la mañana, Barbosa anunció su decisión a la presidenta Dilma Rousseff y a los jefes de las dos cámaras del Congreso.

“Lo sentimos mucho porque él es una de las mejores referencias de Brasil”, dijo el presidente del Senado Renan Calheiros después de la reunión.

Barbosa condujo con mano de hierro el publicitado juicio que condenó a 25 empresarios y políticos por la compra de votos en el Congreso durante el primer gobierno del ex presidente Lula (2003-2006), incluido el ex jefe de gabinete José Dirceu.

En redes sociales y caricaturas, Barbosa era representado generalmente por Batman debido a su imagen de justiciero y también a su larga capa negra de magistrado.

Hijo de un albañil y una limpiadora, el magistrado asumió el cargo a los 58 años en una histórica conquista social para un país donde los afrodescendientes son mayoría pero han sido relegados de los puestos de poder.

Después de su actuación en el llamado “juicio del siglo” se afianzó su fama de implacable luchador contra la corrupción al punto que llegó a ser considerado en algunas encuestas como posible candidato a la presidencia de Brasil, una posición que nunca fue ocupada por un negro.

AFP