LONDRES. El Reino Unido reforzó la seguridad en los aeropuertos en respuesta a una advertencia de Estados Unidos y en medio de temores por el regreso de yihadistas europeos de Irak y Siria y el desarrollo de explosivos más difícilmente detectables.

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Las autoridades no dieron detalles sobre las nuevas medidas de seguridad, pero el indicador del grado de amenaza terrorista permanecía en «sustancial» -el tercero de cinco- y no fue cambiado.

El viceprimer ministro Nick Clegg y el ministro de Transportes, Patrick McLoughlin trataron de tranquilizar a la gente, justo al inicio de las vacaciones de verano.



«Es muy importante que trabajemos -como estamos haciendo- con nuestros aliados estadounidenses y otros países del mundo para que cuando se identifican nuevas amenazas, los aeropuertos de todo el mundo respondan a ellas», dijo Clegg a la televisión ITV.

McLoughlin dijo a Sky News que esperaba que «no se produzcan retrasos significativos» por culpa de las nuevas medidas de seguridad.

Un periodista de AFP estuvo en el aeropuerto de Heathrow, el más importante de Londres, y no observó colas más largas de lo habitual.

El personal de seguridad le comentó que estaba al corriente del fortalecimiento de las medidas de seguridad pero que todo transcurría con normalidad.

Un experto en seguridad aérea, Philip Baum, dijo a la televisión Sky que probablemente se incrementarán los registros aleatorios de pasajeros y que todos tendrán que sacarse los zapatos para atravesar los arcos de seguridad.

Las autoridades estadounidenses dijeron el miércoles que había que reforzar la seguridad en aquellos aeropuertos de Europa y Oriente Medio con vuelos directos a Estados Unidos.

El anuncio se produjo en vísperas del 4 de julio, el día de la independencia de Estados Unidos, pero Washington no quiso precisar si respondían a una amenaza o plan concreto de cometer un atentado.

«Estamos compartiendo con nuestros aliados internacionales información reciente y relevante y estamos consultando a la industria aeronáutica», dijo en un comunicado el secretario (ministro) de Seguridad Interior de Estados Unidos, Jeh Johnson.

En los últimos meses, varios expertos contraterroristas estadounidenses han explicado que es posible que grupos extremistas hayan desarrollado nuevas tácticas para sortear los controles de seguridad.

Esto coincide con la inquietud que provoca el regreso de Irak y Siria de yihadistas europeos «curtidos en la guerra», en palabras del presidente estadounidense Barack Obama, y que podrían volar a Estados Unidos con sus pasaportes sin necesidad de visado.

El primer ministro británico, David Cameron, estimó que los militantes que vuelven de Siria e Irak son una amenaza mayor que los de Pakistán y Afganistán y cifró en 400 el número de combatientes británicos en las filas de la organización antes conocida como Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL) y ahora Estado Islámico (EI) a secas.

– Tentativas frustradas –

En los últimos años se han multiplicado las tentativas de atentar contra aviones con métodos poco convencionales. En 2001, el británico Richard Reid fue reducido por la tripulación y los pasajeros de un vuelo de Londres a Boston cuando trataba de prender con cerillas -que se le habían mojado- una bomba en su zapato.

En 2006, la policía británica desbarató un plan para hacer estallar varios aviones que volaban del Reino Unido a Estados Unidos con explosivos líquidos.

Los responsables pretendían entrar en los aviones con las partes de la bomba separadas y armarlas una vez dentro.

Desde entonces, se limitó la cantidad de liquido con que los pasajeros pueden acceder a las zonas de embarque.

El 25 de diciembre de 2009, un nigeriano trató de hacer estallar unos calzoncillos-bomba en un vuelo entre Amsterdam y Detroit, pero el artefacto se incendió sin estallar, hiriéndole.

«Si bien hay que ser prudente y cauto, estos tipos son un fracaso», dijo a la BBC Ben Friedman, un experto en defensa y seguridad del Instituto Cato de Washington, evaluando estas tentativas.