El sexo después de una pelea tiene fama de ser fantástico y Carla, empresaria de 29 años, es una de tantas que lo pregonan a los cuatro vientos. Ella aún recuerda una noche en que tuvo una acalorada discusión con su novio. Alcanzó a pensar que ese sería el final de su noviazgo, pero dos horas después de críticas, ironías y reclamos, él le dijo que no dejaría que nada los separara porque ella era lo más importante en su vida. Cinco minutos más tarde habían dejado a un lado sus armas verbales y en medio de abrazos iniciaban lo que sería uno de los encuentros sexuales más apasionados de su relación. “Era como las primeras veces que habíamos estado juntos en la cama, pero más intenso porque ya había un sentimiento profundo de amor entre ambos”, recuerda.

pareja intimidad

Para Hernando, un ejecutivo de 40 años, el sexo de reconciliación es incluso mejor que aquel que se da después de una cena romántica y todo en la relación marcha sobre ruedas. Otros dicen que es superior al de despedida, cuando la pareja termina de mutuo acuerdo la relación pero antes de tomar caminos separados deciden decirse adiós en la cama. “El de despedida es muy angustioso porque uno quiere dar y recibir todo en un segundo”, dice Beatriz, de 40 años. En cambio, el sexo después de una pelea es para ella tan agradable que se corre el peligro de buscar cualquier riña para propiciar ese reencuentro. A Javier, un banquero de 30 años, le parece más espectacular que los primeros encuentros sexuales. “Es una cosa rara porque entre besos y abrazos hay algo de venganza hacia el otro”, dice Claudio, de 35 años. Y agrega: “Uno tira a matar”.

Ellos no están chicaneando. Los expertos señalan que el sexo después de una pelea es muy gratificante al punto que algunas parejas sienten que después de esta experiencia la discusión valió la pena. Aunque parezca raro pasar de los puños a las caricias, los sexólogos dicen que es posible debido a que ambos están experimentando rabia, angustia, miedo y de ese punto a la pasión hay solo un paso. 

Aaron Ben Ze’ev, filósofo de la Universidad de Haifa, Israel, lo llama transferencia: “Ese alto estado de agitación asociado a la pelea se transfiere a un alto estado de excitación sexual”. La sexóloga Martha Lucía Palacios añade que tanto el sexo como la rabia son pasiones y si la pareja logra hacer el tránsito sanamente de un lado al otro el encuentro sexual será muy intenso. Esto se debe a que en el cerebro la discusión acalorada genera una lluvia de adrenalina y testosterona que provoca una respuesta similar a la sexual.

Pero además de esta explicación fisiológica, los expertos señalan que en ese momento también se da un alivio emocional ante la idea de volver a estar juntos. En cierta manera el altercado creó un abismo entre ambos que amenazó la misma existencia de la relación pero el sexo restablece de una manera tangible el vínculo. Como lo experimentó Martha una vez con su novio después de una dura pelea de tres días. “Uno puede estar confiado del amor del otro, pero cuando llega una discusión mayor no se sabe si ese incidente le llenó la copa”, dice. “Por eso cuando hicimos las paces fue la gloria”, agrega.

Los expertos argumentan que la amenaza de la pérdida activa el sistema del apego, que ayuda a mantener intactas las relaciones importantes. De esta forma al sentir la posibilidad de perder al ser amado, la persona se interesa más en tener relaciones sexuales con él. El sexólogo José Alonso Peña no descarta además que en estas circunstancias la pareja quiera hacer un esfuerzo mayor durante la faena sexual para demostrar que la reconciliación valió la pena. 

Lo anterior no significa que todas las peleas tengan este feliz desenlace. Gloria, de 30 años, dice que si el altercado es por quién lava la loza, el sexo de reconciliación es bienvenido. “Pero si es por cachos es mucho más difícil que haya un encuentro sexual tan glorioso”. En efecto, Peña señala que no todas las discusiones son iguales y cuando está en juego algo muy serio, el sexo de reconciliación demorará más tiempo en suceder y si pasa no será tan memorable debido a que alguno de los dos guarda cierto rencor y aún está con el alma adolorida. 

Destaca Semana.com que hombres y mujeres tienen necesidades distintas en medio de una pelea. “Las mujeres prefieren resolver sus diferencias antes de ir a la cama mientras que los hombres prefieren primero el sexo y luego discutir”, dice Palacio. Para la experta ninguna de las dos estrategias es mala puesto que tanto resolver el problema como apaciguar los ánimos puede dar buen resultado. “El buen sexo ayuda a que ambos bajen sus defensas”, dice.

Pero sin duda el conflicto por el cual pelean debe ser resuelto en algún momento o de lo contrario resurgirá en el futuro. Para el psicólogo Seth Myers, el sexo de reconciliación resulta de disputas agitadas que no se resuelven porque la pareja tira la toalla: ambos se sienten mal de experimentar los sentimientos negativos que acompañan esas batallas y buscan sentirse bien apelando a la sexualidad. 

El hábito de pasar de la pelea al sexo puede ser tan emocionante que algunas parejas se enfrascan en continuas discusiones solo para conseguir la sensación erótica que viene tras hacer las paces. Myers considera incluso que puede llegar a ser una adicción porque “si después de grandes batallas la gente tiene relaciones sexuales fantásticas es lógico que quieran seguir peleando para tener esa agradable recompensa”, señala. 

Ben Ze’ev señala que este es uno de los peligros del sexo de reconciliación, especialmente cuando las peleas son violentas. “En estos casos puede ser un analgésico temporal que distrae la atención de la pareja de sus profundos problemas, como puede ser la violencia doméstica. Es una droga que da un alivio ilusorio, pero no una solución duradera”. Myers agrega que durante el sexo de reconciliación las parejas expresan emociones positivas muy fuertes pero a veces después se sienten mal y regresan al estado inicial que generó la discusión.

Algunas investigaciones demuestran que cuando la diferencia que originó la pelea es realmente resuelta entre los dos, la pareja logra sentirse más cercana emocional y sexualmente. Por eso, Ben Ze’ev sostiene que el sexo de reconciliación funciona más en parejas emocionalmente sanas. En estos casos es fenomenal y ayuda a mejorar la relación. No se puede decir lo mismo de las parejas disfuncionales, con problemas profundos, en donde el sexo después de una pelea no será de gran valor e incluso podrá profundizar más los conflictos.

En lugar de pelear

Consejos para conseguir el mismo resultado sin necesidad de ponerse los guantes de boxeo.

Suba la adrenalina: como las peleas y la pasión suben esta hormona, los expertos recomiendan hacer actividades novedosas y excitantes como montar en una montaña rusa o sencillas como correr juntos. Será un buen preludio para una relación sexual más placentera de lo normal.

Propicie la lejanía: las peleas distancian emocionalmente y por eso el reencuentro es tan especial. El filósofo Aaron Ben Ze’ev recomienda viajes en solitario para que la pareja se extrañe y así el sexo de reencuentro sea especial.

El juego de la pelea:
 simular una pelea inofensiva puede ayudar a agitar los ánimos y hacer que la adrenalina y la testosterona suban.

Provoque la sana competencia: El miedo de perder a la persona amada aumenta la necesidad de apego. Por eso, promover cierta competencia inofensiva flirteando con otra persona puede provocar una relación sexual muy excitante sin necesidad de discutir.