Algunos alimentos tienen que ser lavados indefectiblemente antes de consumirlos. Pero otros conviene no hacerlo, tal como indica la Agencia de Normas sobre Alimentos del Reino Unido respecto del pollo. Este hábito puede hacer proliferar bacterias y causar intoxicaciones alimentarias. ¿Cuáles son los que sí hay que lavar siempre?

huevos



Legumbres

La Cámara de Legumbres Secas de California informa que es necesario lavarlas porque llegan muy sucias desde sus lugares de producción. Y advierte que el agua no elimina las proteínas, enzimas y nutrientes, que quedan alojados en el interior. También es necesario remojarlas para remover de su cobertura ciertos azúcares complejos de digerir.



Frijoles

Los frijoles vienen cubiertos con un polvo grisáceo, a veces difícil de detectar. Esto sucede porque las legumbres no se lavan antes de destinarse al consumo para evitar que queden con humedad y germinen o produzcan moho. Por eso siempre hay que lavarlos antes de su consumo para eliminar todo rastro de suciedad.

Frutas y vegetales

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aconseja lavar con agua corriente las frutas o vegetales antes de consumirlos. No hace falta utilizar jabón o productos especiales, pero conviene frotarlos con la mano o un cepillo limpio, y secarlos con toallas de papel. Si se va a pelar la fruta o vegetal hacerlo una vez lavado.

Hojas verdes

La Clínica Mayo aconseja lavar cuidadosamente los vegetales de hojas verdes. En ocasiones contienen gérmenes como la E. coli, abundantes en estos vegetales, que pueden afectar el sistema digestivo. Por eso hay que enjuagarlos intensa y cuidadosamente para remover la suciedad y eiminar las bacterias.

Papas y otros tubérculos

Si se consumen con piel es fundamental limpiarlas cuidadosamente antes de la cocción. Esto también es necesario aún si se los va a pelar para evitar que tengan sabor a tierra. Para ello conviene frotar la cáscara con un cepillo plástico o de cerdas bajo un chorro de agua corriente. Una vez limpia, secar con toalla de papel.

Hongos

Antes de consumirlos hay que limpiarlos y retirar la parte inferior del tallo que ha estado en contacto con la tierra. Se lavan bajo un chorro de agua fría, sin sumergirlos, para evitar que absorban el agua y pierdan parte de sus sabores y cualidades. Luego se secan con una servilleta de tela.

Pescado

Algunas veces huele mal aunque sea fresco, debido a la acción de la trimetilamina, un químico presente en su grasa. El olor se puede eliminar sumergiéndolo 1 hora en una solución preparada con 1 taza de jugo de limón y medio galón (2 litros) de agua o 1/2 taza de vinagre en 1 galón (3,78 l) de agua, dejándolo toda la noche en el refrigerador.

Bivalvos frescos: mejillones

Desechar los que estén rotos o abiertos y limpiar el resto con un cuchillo para eliminar adherencias pegadas a las valvas. Antes de la cocción rasparlos con un estropajo de acero bajo el chorro de agua. Los que se compran congelados solo deben enjuagarse bajo el agua fría y revisar que no haya trozos de valvas sueltos.

Almejas y berberechos

Las almejas y berberechos que se recogen de la orilla del mar suelen traer arena, ya que su alimentación se realiza filtrando agua. Por eso antes de consumirlos se deben “purgar” dejándolos de 4 a 6 horas en agua con sal, a razón de 35 gramos por cada 4 tazas. Luego enjuagar con agua limpia antes de cocinar.

Huevos

Tienen una cáscara porosa con una fina película protectora. Si se los lava antes de guardar se facilita la entrada de microorganismos que pueden proliferar en su interior. Sí conviene enjuagar y secarlos cuidadosamente con papel de cocina inmediatamente antes de usar.

Fuente Holadoctor.com