MADRID. El perro de una auxiliar de enfermería española infectada por el virus del ébola fue sacrificado este miércoles por decisión de las autoridades, anunció el gobierno regional de Madrid en un comunicado.

Perro



Su eutanasia provocó manifestaciones de defensores de los animales frente al domicilio de la paciente, comprobó un fotógrafo de la AFP.

El perro presentaba «un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre», afirmó el gobierno regional poco después de su evacuación del domicilio de la mujer.



«El animal fue sedado previamente para evitar su sufrimiento», agregó.

El servicio de Sanidad del gobierno madrileño se justificó explicando que los perros pueden ser portadores del virus sin mostrar síntomas de la enfermedad.

«En consecuencia, no existe garantía de que los animales infectados no eliminen el virus a través de sus fluidos orgánicos, con el riesgo potencial de contagio», agregó.

Defensores de los animales habían intentado evitar la captura de Excalibur, que protagonizaba desde el martes un campaña de apoyo en las redes sociales.

Un furgón veterinario se llevó al perro hacia las 18H30 (16H30 GMT), tras horas de espera, y una manifestación de estos activistas que enarbolaban pancartas en las que se leía «Excalibur, the world is with you» (Excalibur, el mundo está contigo).

Dos personas resultaron heridas, según el fotógrafo de la AFP, entre ellas un militante de unos 30 años que fue tratado de un traumatismo craneal, informó el servicio de urgencias regional. La policía dijo por su parte no tener constancia de ningún herido.

La fiebre hemorrágica ébola causó 3.439 muertos en África occidental de los 7.478 casos registrados en cinco países (Sierra Leona, Guinea, Liberia, Nigeria y Senegal), según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El perro, sin raza, había protagonizado una petición en la página web Change.org que el miércoles por la tarde registraba 374.000 firmas. En ella se pedía que fuera puesto en cuarentena en lugar de sacrificado, subrayando que no se trataba solo de un animal sino de «un miembro de la familia».

Su dueña, una auxiliar de enfermería de 44 años, fue hospitalizada el lunes tras dar positivo al virus del ébola, convirtiéndose en la primera persona contaminada fuera de África.

Formaba parte del equipo médico que había tratado a dos misioneros españoles repatriados de África, que fallecieron por la enfermedad en Madrid el 12 de agosto y el 25 de septiembre respectivamente.