MADRID. El temor crece en el mundo por la propagación del virus del ébola, que causó ya más de 4.000 muertos, mientras España, con la primera infección fuera de África, reforzaba  la gestión de un momento «complejo y difícil».

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Ante una fuerte expectación mediática, el jefe del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, visitaba el hospital madrileño La Paz-Carlos III, donde está ingresada Teresa Romero.

Esta auxiliar de enfermería de 44 años, que el lunes se convirtió en la primera contagiada fuera del continente africano tras tratar a dos misioneros españoles repatriados en agosto y septiembre, se encontraba «estable dentro de la gravedad», informó una portavoz del hospital.



«Hay mucha gente que está trabajando aquí en un momento que como todos sabemos es complejo y difícil», afirmó Rajoy a las puertas del centro, donde ingresaron el viernes tres personas más, con lo que el número de hospitalizados asciende a 17.

Al mismo tiempo, el ejecutivo español anunciaba «la creación de un comité especial» con representantes de numerosos ministerios para gestionar en España una enfermedad, cuyo número de víctimas, en su inmensa mayoría en África, no deja de crecer.

Desde principios de año hasta el 8 de octubre esta fiebre hemorrágica afectó a 8.399 personas matando a 4.033 de ellas, principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tras descubrir un segundo caso de contagio en una semana entre su personal en Liberia, Naciones Unidas puso en cuarentena a 41 de sus empleados en ese país, mientras desde su sede en Nueva York anunciaba que sólo logró recaudar el 25% de los 1.000 millones de dólares que buscaba para combatir la epidemia en África.

– El miedo se propaga –

Mientras tanto, el miedo al virus se propagaba por el mundo.

En Brasil, un guineano de 47 años con fiebre, que llegó el 19 de septiembre procedente de Conakry, era evaluado el viernes en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Rio de Janeiro.

«El cuadro clínico del paciente es de condición estable, sin fiebre y ningún otro tipo de dolencia», dijo el ministro de Salud brasileño, Arthur Chioro.

Ante esta situación, el vecino Perú incrementó su plan de prevención sanitaria, incluyendo simulacros de tratamiento, y Uruguay reforzó los controles en puertos y aeropuertos.

Al igual que en México, que decidió vigilar los puntos de tránsito de emigrantes en su frontera con Estados Unidos, la migración clandestina preocupaba también en Nicaragua, cuyo gobierno decidió aplicar medidas de protección en puntos de tránsito de indocumentados.

Por su parte, el ministerio de Salud colombiano descartó dos casos sospechosos de ébola, si bien mantiene a un tercer paciente en observación.

La crisis generada por el virus Ébola también afecta a la economía e incluso al mundo del deporte.

Las bolsas europeas se desplomaron el viernes. Fráncfort, con un 2,4%, encabezó esta caída lastrado también por los temores provocados a un estancamiento de la economía alemana.

Por su parte, Marruecos solicitó aplazar la Copa de África de Naciones de fútbol (CAN-2015), prevista del 17 de enero al 8 de febrero en su territorio, debido a la actual epidemia.

– Revisión de protocolos –

La ministra española de Sanidad, Ana Mato, anunció el viernes una revisión de los protocolos de seguridad, entre ellos una rebaja del umbral de control de la fiebre a 37,7º en lugar de los 38,6º actuales, mientras numerosas personas, que estuvieron en contacto con Romero, pedían su ingreso pese a no tener síntomas.

«Cualquier persona que haya estado en contacto con un enfermo de ébola está inquieta porque no puedes saber si algo ha ido mal», decía a la AFP en Madrid una enfermera que trabajó con el primer misionero repatriado.

Según Elvira González, del sindicato madrileño de técnicos de enfermería, «ha habido muchas renuncias» entre el personal de La Paz-Carlos III por considerar que disponen de un material y una formación insuficientes. Ni el hospital ni el ministerio de Sanidad quisieron confirmar esta información.

«Hay una investigación abierta sobre los posibles fallos que se hayan podido cometer», afirmó Mato. «Vamos a estar trabajando 20 horas al día, 24 si son necesarias (…) para que esto no vuelva a suceder en nuestro país», aseguró.