Santo Domingo.  La Policía Nacional, organismo que vela por la seguridad de los ciudadanos que residen en la República Dominicana se ha convertido en un laboratorio de rumores en los que por buscar una solución rápida a cada caso, se arruinan vidas y reputaciones.

Francis Alberto



Cualquiera puede cometer un error, pero no es prudente que una institución oficial lo haga de manera frecuente, sucede que ante los casos que despiertan el interés de la prensa y la población en sentido general, la Policía se apresura a ofrecer datos, imágenes y señalamientos de personas a las que luego de investigar a profundidad descartan.

Tiene la policía el derecho de investigar a todos y cada uno de los ciudadanos, pero no tiene el derecho a arruinar la reputación de quienes no andan realizando actos delictivos.



Estos errores que son comunes se han puesto de manifiesto y de manera más evidente los últimos días, primero cuando a los medios de comunicación  le facilitaron la foto de Francis Alberto González Gil, indicando que era el autor del atentado a la segunda línea del Metro de Santo Domingo, la prensa publicó la imagen que la llamada Institución del Orden había dado.

Los familiares y la empresa donde labora  Francis Alberto quien hoy se debate entre la vida y la muerte, producto de las quemaduras que recibió en el atentado , tuvieron que salir rápidamente a aclarar que su hijo no tenia en absoluto nada que ver con el suceso, pero todo se quedó con un simple perdón.

Pues sucede que la historia se repitió también con el caso de Najayo. La Procuraduría General de la República  dispuso la libertad de una joven que fue arrestada el pasado viernes en Nagua por la Policía, luego de que la identificaran erróneamente como Rosa María Martínez Hernández, a quien se señala como la persona que rentó el vehículo en que se cometió el intento de asalto a la cárcel de Najayo.

El procurador general adjunto Bolívar Sánchez dijo que la joven arrestada no guarda parentesco físico con la persona buscada y además se trata de una mujer recién parida que, incluso, se quejó de que al momento de apresarla los agentes decidieron dejar a su bebé de dos meses con un niño de 10 años.

Casos como estos nos demuestran que los sistemas de inteligencia que posee la Policía Nacional no hacen otra cosa que dar palos a ciegas, queriendo buscar una solución rápida a cada caso, terminan arruinando las vidas gente inocente, personas que quedan estigmatizadas para toda la vida porque en la mente de muchos queda la primera información que se sirvió.

Estos ciudadanos además de recibir la disculpa oficial, deben también en espacio pagado por la Policía Nacional en los diarios de circulación nacional indicar que no son delincuentes ni sobre ellos recae ninguna clase de acusación por parte de este organismo.

Entiendo oportuno que a esas víctimas de las malas investigaciones se les dé una indemnización que corresponda con el daño causado a la moral de ese ciudadano o ciudadana.