Muchos a menudo utilizan los secadores de manos con aire presentes en la mayoría de los baños públicos. Sin embargo, esto podría conllevar un riesgo para la salud.

Un estudio realizado en la Universidad de Leeds y publicado en la revista Journal of Hospital Infection reveló que estos aparatos propagan las bacterias del aire hacia los usuarios en hasta 27 veces más que las toallas de género o papel, en caso de las máquinas más potentes.



La investigación, dirigida por el profesor de microbiología Mark Wilcox, explica que los dispositivos de alta velocidad dispersan por el aire los restos de agua que quedan en las manos después del lavado, los que pueden quedar suspendidos incluso por horas.

Pese a que Wilcox señaló que no podía probar que estos gérmenes efectivamente propagan enfermedades, sí recomendó que los secadores «no deberían idealmente ser instalados en lugares donde la transmisión de microbios es un mayor riesgo como en hospitales».



Con papel o el secador de manos?

Un secador de manos común tarda alrededor de 45 segundos en reducir la humedad de las manos en un 97%, mientras que con una servilleta de papel se elimina la misma cantidad de humedad en 10 segundos. El problema es que la mayoría de la gente sólo utiliza el secador de manos durante 22 segundos (…) la fricción también tiene un papel clave en la eliminación de las bacterias dado que gran parte de ellas van a parar directamente al papel.