El Distrito Federal de México es gigante, interminable, unas siete veces más grande que la Capital Federal. Allí, pareciera que todo se puede esconder, ocultar o simplemente dejar estar. Pero no todo. Por estas horas, conmociona el caso de la psicóloga que mató a su marido, lo descuartizó con una sierra eléctrica y repartió sus partes por varios puntos de la ciudad.

Según indica el diario mexicano Excelsior, la Procuraduría General de Justicia de la ciudad de México «consignó a la psicóloga María Alejandra Lafuente Casco al ser acusada del asesinato de su esposo, Allan Carrera Cuellar, cuyo cuerpo fue cercenado y abandonado en distintas zonas de la ciudad».



El 6 de noviembre, fue encontrado el torso sin extremidades en la esquina de las calles Anáhuac y Quintana Roo, colonia Roma, perímetro de la delegación Cuauhtémoc, uno de los barrios del México D.F.

El mismo día, por la tarde se localizaron las extremidades superiores e inferiores, sin manos ni pies, en el interior de bolsas de plástico, en la colonia Valle Escondido, en Tlalpan.



Por otra parte, la cabeza y las manos de la víctima fueron encontradas también en bolsas de plástico, así como una sierra eléctrica, en la casa de la pareja ubicada en la colonia Tepepan, delegación Xochimilco.

La mujer, quien en un principio declaró en calidad de testigo, se contradijo en la investigación al descubrirse que enviaba mensajes desde el celular de su esposo, el señor Cuellar, de 41 años, para que su familia lo creyera vivo y no denunciara su desaparición.

Por último, y como para desviar aún más el seguimiento de la investigación, esta profesional de la psicología aprovechó sus contactos para ingresar a un instituto psiquiátrico en calidad de paciente. Sin embargo, a partir de las pruebas reunidas, se estableció su probable participación en el homicidio de su esposo.