Representación artística de los anilos de J1407b. (Crédito: Ron Miller).

Eric Mamajek de la Universidad de Rochester (EE.UU.) y su colega Matthew Kenworthy del Observatorio Leiden (Holanda) acaban de hacer un descubrimiento astronómico asombroso. A 400 años luz, en la Asociación Estelar de Scorpius-Centaurus, han inferido la presencia de un enorme gigante gaseoso llamado J1407b con un tamaño entre 10 y 40 veces más grande nuestro Júpiter. Nada nuevo, otro exoplaneta más diréis… craso error. J1407b cuenta con un sistema de anillos colosal. De hecho, el diámetro de sus más de 30 anillos es de 120 millones de kilómetros, es decir 200 veces más grande que los de Saturno. El conjunto es tan enorme, que si el exoplaneta se encontrase en la posición de Saturno lo veríamos a simple vista en el cielo, con un tamaño mayor al de nuestra luna.

Esta es la primera vez que se detecta un sistema de anillos fuera de nuestro sistema solar. El exoplaneta que lo porta, J1407b, fue descubierto en 2012 por un equipo de astrónomos dirigido por el propio Eric Mamajek. Según el trabajo que acaba de ser aceptado para publicación en The Astrophysical Journal (y cuyo preprint está ya disponible en Arxiv), cada uno de los anillos de este sistema tiene un diámetro de decenas de millones de kilómetros. Además, han descubierto al menos un hueco entre los anillos, lo que podría indicar que existen «exolunas» formándose en esas regiones.



La historia de este exoplaneta, cuya presencia como he dicho se desveló en 2012, comenzó unos años antes, en 2007, cuando astrónomos de las dos instituciones mencionadas en Holanda y Estados Unidos detectaron unos extraños eclipsesalrededor de una de las estrellas de la Asociación Scorpius-Centaurus, llamada J1407. La inusual frecuencia con la que divisaban los eclipses, no podía deberse a un exoplaneta normal alrededor de dicha estrella, por lo que los investigadores comenzaron a estudiar los datos recogidos por el proyecto SuperWASP, una inspección de la región diseñada para detectar gigantes gaseosos.

En estudios posteriores y empleando óptica adaptativa y espectroscopía Doppler, los astrónomos fueron capaces de estimar la masa del objeto que provocaba los eclipses. Los datos indicaban que se trataba de un enorme gigante gaseoso (al que aún no somos capaces de ver directamente) que debía contar con un sistema de anillos gigantescos. Solo así se podía explicar la intrigante atenuación lumínica que se contemplaba en su estrella madre. Los datos indican que la masa en suspensión en el sistema de anillos es tan enorme que – según Mamajek – debe eclipsar el 95% de la luz de su joven estrella madre cuando pasa frente a nosotros.



Los astrónomos llevan décadas teorizando con el aspecto que algunos gigantes gaseosos, como Júpiter o Saturno, debieron tener en sus fases formativas más tempranas. Se creía que probablemente mostraban grandes acumulaciones de polvo y roca a su alrededor, que formarían enormes sistemas de anillos. Más tarde, a partir de esos anillos terminarían formándose, por acreción, las lunas que hoy contemplamos en ambos mundos.

El hallazgo del joven sistema J1407b y sus «protoanillos» viene a reforzar las teorías formativas de lunas como Europa, Ganímedes, o Encélado. Así pues, como podéis imaginar, esos enormes anillos que hoy rodean a J1407b tienen sus días contados, al menos en términos astronómicos. Lo más probable es que dentro de varios millones de años, el aspecto del sistema recordará mucho más al de nuestro actual Saturno. Historia original: Yahoo España