La jueza Sandra Arroyo Salgado, exesposa de Alberto Nisman, irrumpió este jueves en el primer plano de la investigación al pedir un fortalecimiento de las instituciones y no politizar la misteriosa muerte del fiscal que desde hace casi un mes estremece a Argentina.

Arroyo Salgado participó en una audiencia pública organizada por legisladores de la oposición en el Congreso y en su intervención reveló que había solicitado a la Defensoría General que la muerte del fiscal Nisman sea denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).



«Estoy aquí sin ningún tipo de intencionalidad política», dijo la magistrada, de usual perfil bajo, e instó a todas las instituciones a actuar con «prudencia, ética y responsabilidad» en este caso.

Sandra Arroyo Salgado



La jueza, que tuvo en sus manos casos de gran repercusión mediática, hizo reiterados llamados a la prudencia por este caso que sacude a la sociedad argentina y que calificó de «grave» para el país y «trágico» para su familia.

«Los juicios de valor interfieren y condicionan la labor de la justicia», advirtió la mujer en referencia a las declaraciones cruzadas de altos funcionarios del gobierno y la justicia en torno del caso.

Sus críticas también alcanzaron a la fiscal y la jueza que investigan la muerte del padre de sus dos hijas, a quienes pidió limitar la divulgación pública de la causa para no anticipar el curso de la investigación.

Desde el hallazgo del cadáver del fiscal el pasado 18 de enero, que durante una década investigó el atentado en 1994 contra la mutual judía AMIA con 85 muertos, la fiscalía informa sobre el resultado de peritajes ya realizados y también anticipa los próximos pasos.

«Dejemos actuar a la justicia», dijo la jueza al abogar por el deber que tienen en este momento las instituciones argentina de «fortalecer la independencia de poderes».

– Escéptica ante el suicidio –

La exesposa, una mujer delgada, de rostro anguloso y cabello largo que impulsa la investigación en representación de sus hijas de 15 y 7 años, y también de la madre del fiscal, Sara Garfunkel, había solicitado horas antes de estas declaraciones la realización de una «autopsia psicológica» de Nisman.

Hasta ahora la familia Nisman y la jueza han rechazado la hipótesis del suicidio del fiscal.

La causa está caratulada como «muerte dudosa» y la fiscal Viviana Fein, que investiga el caso, intenta probar si se trató de un suicidio, de un suicidio inducido o de un asesinato.

Tres pruebas fortalecieron la hipótesis del suicidio: la autopsia reveló que no hubo participación de terceras personas, solo se encontró ADN del fiscal en el arma y la ropa que usaba la víctima y un examen balístico arrojó que el lugar del tiro en la cabeza correspondía a «un lesión autoinfligida».

El objetivo del estudio psiquiátrico es reconstruir el estado mental del fallecido y trazar su perfil psicológico con entrevistas al círculo íntimo y laboral de Nisman, así como los médicos que lo atendieron en el último tiempo, explicaron peritos forenses.

Arroyo Salgado decidió de manera sorpresiva poner en manos de un defensor oficial su representación y la de sus hijas al considerar que ese programa del Ministerio Público de Defensa cuenta con el personal «idóneo» y la ética para garantizar la independencia necesaria para este caso.

En los próximos días esperan novedades en la causa, como la declaración del exespía Antonio ‘Jaime’ Stiuso, un estrecho colaborador de Nisman en la investigación de la AMIA y con quien habló en varias ocasiones la noche antes de su muerte.

Por otro lado, la fiscalía suspendió una prueba de muestras de ADN del también colaborador y técnico informático Diego Lagomarsino.

Lagomarsino, el único imputado por el momento por el delito de haber prestado su arma de fuego, parece ser la última persona que vio con vida a Nisman la noche antes del domingo 18 de enero en el que el fiscal fue hallado muerto.

La sociedad argentina se conmocionó por la muerte del fiscal y está dividida entre quienes creen que se trató de un homicidio y quienes están convencidos de que se quitó la vida. Una gran mayoría cree que nunca se conocerá la verdad detrás de esta muerte.