Londres. Gracias a una iniciativa entre el Tribunal Service, HM Courts y Iron Mountain, empresa de almacenaje digital que ha recopilado muchos de los testamentos de famosos, la gente ahora puede leer la última voluntad de la célebre princesa.

Princesa Diana



Los documentos han estado disponibles por mucho tiempo, pero debido a la alta demanda de historiadores y del público en general, el nuevo proyecto digital los hace mucho más accesibles.

Cuando Diana murió en un accidente de tránsito en 1997 con apenas 36 años, ella anhelaba que su propiedad de 40 millones de dólares quedara en manos de sus hijos, William y Harry. Ambos recibieron su herencia al cumplir 30 años.



También quería que su marido, el Príncipe Carlos, hablara con su madre, Frances Shand Kydd, sobre la educación y crianza de sus hijos. Harry recibió en herencia el vestido de novia de su madre, mientras que William obtuvo su anillo de compromiso, un zafiro de 18 quilates que ahora luce su esposa, Kate Middleton.

Los 17 hijos adoptivos de Diana recibieron varios objetos de su pertenencia, como un reloj antiguo. También le dejó algo a su amigo, el mayordomo Paul Burell: unas 95 mil libras en efectivo.

Ha habido mucha controversia sobre el matrimonio de Diana y Carlos. En Charles: Heart of a King, la autora, Catherine Mayers, alega que él no quería casarse con Diana Spencer. La noche previa a la boda, el Príncipe de Gales supuestamente afirmó: “No puedo hacer esto”.

Aunque el palacio no emitió un comentario oficial al respecto, sí dio una respuesta, declarando al portal especializado en noticias de farándula E! News: “Queremos destacar que el libro de Catherine Mayers no está autorizado ni es oficial, y que al escribirlo Catherine no tuvo mayor acceso al Príncipe que cualquier otro periodista”.

La biografía también indica que, incluso antes de la boda, Diana sospechaba que su marido tenía sentimientos por Camila Parker Bowles. Mayer también escribe que Diana dijo a su biógrafo, Andrew Morton que no pensaba que podía casarse con Carlos, pero que el Príncipe le dijo que ya era demasiado tarde porque: “tu rostro ya está en las servilletas”.