Europa y Estados Unidos celebraron el viernes el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, símbolo de esperanza y libertad, mientras sus líderes alertaban sobre las amenazas actuales como la guerra en Ucrania o el yihadismo.

Obama con los militares



«Mantengámonos unidos al lado de nuestros aliados, en Europa y en otras partes (…) contra el sectarismo y el odio en todas sus formas, para dar un sentido a esta promesa: ‘No olvidemos. Nunca más'», dijo el presidente Barack Obama.

Lejos de las solemnes ceremonias del 70º aniversario del desembarco de Normandía en 2014, a las que acudieron muchos jefes de Estado, cada país ha elegido esta vez organizar actos nacionales.



En París, el presidente francés François Hollande destacó, cuatro meses después de los atentados yihadistas sangrientos de enero, la herencia de la resistencia ante el nazismo ahora que Francia vive un recrudemiento del comunitarismo, el antisemitismo y la extrema derecha.

«Soy judía. Ni me vanaglorio ni me avergüenzo pero siento que el antisemitismo está subiendo en Francia y me da miedo», dijo Thérèsse Szynkaman, 88 años, antigua resistente, al recibir la Legión de Honor en los Inválidos.

Hollande presidió luego una ceremonia en el Arco de Triunfo con el primer ministro, Manuel Valls, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que acudió a París para reunirse con varios de sus homólogos del Golfo.

En el Reino Unido, recién salido de la batalla electoral que dio la victoria contundente al Partido Conservador de David Cameron, los rivales de la víspera se encontraron en una ceremonia a la concordia en el memorial Cenotaphe de Londres.

Desde Glasgow a Birmingham, pasando por Cardiff o Londres, el país observó dos minutos de silencio, 70 años después del discurso histórico de Winston Churchill en la radio proclamando el fin de la guerra.

– Fuerzas oscuras –

Alemania, que renació de los escombros en los que quedó en 1945 y se convirtió en una democracia modelo y una potencia económica, agradeció en una ceremonia en el parlamento a los Aliados occidentales y al Ejército Rojo que hubieran puesto fin al nazismo «al precio de sacrificios inimaginables».

«El fin, el principio», tituló el gran diario Munich Süddeutsche Zeitung. «El 8 de mayo de 1945 es unánimemente en Alemania el día de la liberación de la dictadura nazi. Pero para llegar hasta ahí, ha habido que hacer un gran camino».

En Viena, la «Fiesta de la alegría» estaba prevista en la noche en la plaza de los Héroes, la misma donde centenares de miles de austriacos aclamaron a Hitler por la anexión del país por la Alemania nazi en 1938.

En Estados Unidos, viejos aviones de guerra, símbolo de la victoria, sobrevolaron Washington durante 45 minutos a mediodía.

En Moscú, donde los jefes de Estado occidentales arroparon a Vladimir Putin en el 60 aniversario del final de la guerra en 2005, en esta ocasión estarán ausentes de las celebraciones fastuosas previstas el sábado para el 70 aniversario.

Acusan al Kremlín de armar a los separatistas prorrusos del este de Ucrania, una afirmación que Rusia siempre negó.

En la Plaza Roja de Moscú desfilarán 16.000 soldados y 194 vehículos blindados, y 143 aviones y helicópteros sobrevolarán el lugar. Rusia celebra el final de la guerra el 9 de mayo y no el 8 por la diferencia de husos horarios entre la capital rusa y Berlín, donde se firmó la capitulación alemana.

La guerra en Ucrania suscita mucha preocupación en el continente, sobre todo entre los exmiembros de la Unión Soviética que integran la Unión Europea y recelan de las aspiraciones rusas.

El «lugar de Ucrania» está «dentro del hogar europeo común», declaró el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, que inauguró las conmemoraciones del 8 de mayo en la madrugada del viernes.

«Todavía hay en Europa fuerzas que recuerdan los periodos más sombríos de la historia europea del siglo XX, que siguen la lógica de las zonas de influencia y buscan mantener sus vecinos en estado de dependencia de vasallos», dijo Komorowski.

Para escenificar su ruptura con Moscú, Ucrania, una exrepública soviética que sufrió numerosas bajas entre 1941 y 1945, decidió celebrar por primera vez el final de la guerra el 8 de mayo en lugar del 9.