Aunque todas las personas tienen metas, prioridades y motivaciones distintas en la vida, todos en forma consciente o inconsciente buscan estatus social.

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Así lo estableció una investigación de BerkeleyHass, la escuela de Negocios de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), tras revisar cientos de estudios al respecto.

La conclusión -publicada en la revista académica Psychological Bulletin- reveló que cada persona, se de o no cuenta, se preocupa por su estatus.



De acuerdo al principal autor del estudio, el doctor Cameron Anderson, el estatus se define como el respeto o la admiración, la deferencia voluntaria (que gente te escuche de buena gana), y el valor social (tener características que los demás quieran emular).

“Si eres visto como importante y como alguien que posee características socialmente valoradas, tienes un alto estatus”, enfatizó Anderson al portal de noticias de salud Yahoo! Health.

Como el estatus influye en la manera en que otros piensan y se comportan, es un tema universalmente importante. Además, las diferencias de estatus pueden ser muy desmoralizadoras. “Siempre que no te sientes valorado por los demás, te duele, y la falta de estatus duele a más personas de las que creemos”, especificó.

El investigador explicó que tanto el respeto como la admiración se relacionan con la autoestima, porque significa que otros piensan bien de ti. “Por ejemplo, los líderes religiosos, como un pastor o rabino, pueden tener el estatus más alto en su iglesia o sinagoga y eso es lo que ellos están buscando”, comenta.

El estudio también pudo establecer un vínculo entre el bajo estatus social y la salud, pues mostraron que quienes tenían una baja moral en el terreno personal, profesional o a nivel de comunidad eran más propensos a sufrir de depresión, ansiedad y enfermedades cardiovasculares.

Anderson cree que esta conexión entre ambos factores se produce por la sensación de falta de control, que se ha demostrado que “es devastadora tanto para la salud mental como física”, explica.

Si bien la investigación no señala si el estatus social disminuido lleva a estar enfermo, o viceversa, el experto dice tener la “fuerte corazonada de que el status y la salud se afectan el uno al otro”.

“Sí, tener peor salud podría disminuir tu estatus. Pero se ha demostrado que tener bajo estatus afecta los niveles temporales de estrés, autoestima, felicidad, ansiedad, todos muy relacionados con la mala salud crónica”, explicó.

¿Qué hacer si sientes que tienes bajo estatus?

Según Anderson, lo mejores es desarrollar competencias y habilidades que se consideren valiosas, es decir, conseguir ser bueno en algo. “¿Qué capacidades y características se consideran importantes en mi trabajo, entre mis amigos o en mi familia?”, debes preguntarte, y luego poner en práctica. Por ejemplo, seré más comprensivo con mi familia, más participativo en mi trabajo y más entusiasta con mis amigos.

Por otro lado, debes compartir tus habilidades. Debes hacer que se conozcan tus talentos. Anderson dice que si por ejemplo eres un buen deportista, debes trabajar duro para que tu equipo mejore y gane, y al mismo tiempo ayudar a tus compañeros para que mejoren sus propias habilidades. Así conseguirás el estatus que buscas.

Fuente: BioBioChile