Cuatro, cinco o seis veces por semana, Hillary Clinton entra en un salón donde, a cambio de un cheque, estrecha la mano a decenas de simpatizantes, una cita ineludible para recaudar los cientos de millones de dólares que la separan de la Casa Blanca.

El precio de estos encuentros conocidos como «conversaciones con Hillary» es de 2.700 dólares, el máximo permitido por persona para una donación para la campaña para las primarias presidenciales de 2016. Después de estos comicios, podrá volver a recibir 2.700 dólares por persona para la elección presidencial.



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Hillary Clinton ha participado en unas cuarenta recepciones de recaudación de fondos desde el lanzamiento de su campaña en abril, de acuerdo con la fundación Sunlight, que se especializa en la financiación de las campañas electorales. Un ritmo intenso cuando aún faltan 17 meses para el gran día, muy superior al de sus apariciones públicas como candidata.



¿A quién recibe? A amigos de los Clinton, demócratas influyentes, hombres y mujeres de negocios, un cofundador de Facebook y su marido, al multimillonario ecologista Tom Steyer, y el 29 de junio, al músico Bon Jovi, que cantará para la ocasión. El miércoles, la candidata estuvo en tres recepciones en tres ciudades del noreste de Estados Unidos.

Algunas astucias reglamentarias podrían permitirle a Clinton pedir más dinero a sus invitados, pero la candidata se ha pronunciado con fuerza a favor de una reforma del sistema estadounidense de financiamiento electoral, con el fin de reducir la creciente influencia de los grandes donantes privados.

Uno de sus adversarios republicanos, Jeb Bush, pide frecuentemente decenas de miles de dólares por persona – hasta 100.000 dólares.

¿Cómo puede sortear los límites de campaña? Gracias a un formulario legal llamado «súper PAC», un tipo de comité político nacido en 2010, impulsado por la Corte Suprema de Justicia en nombre de la libertad de expresión, y que permite recaudar fondos sin límite máximo individual, bajo la condición de que la entidad se mantenga formalmente independiente del candidato.

Pero la independencia de estos comités «súper PAC» levanta dudas. El de Jeb Bush, «Right to Rise super PAC», es dirigido por un cercano colaborador del republicano y se dedica exclusivamente a apoyar su candidatura.

Si bien Jeb Bush no ha declarado aún oficialmente su candidatura – lo que hará probablemente el lunes en Miami – sus colaboradores ya hablan sin recaudos de los preparativos de las primarias.

Para las asociaciones de transparencia de la vida pública, Jeb Bush ha retrasado lo más posible su declaración formal para poder seguir recaudando fondos ilimitados para su súper PAC, esquivando los límites fijados por la ley.

– «Una época obscena» –

Hillary Clinton podría decidir abrir las puertas de la financiación electoral para dar fuerza de ataque al bando demócrata. ¿El objetivo? Superar los mil millones de dólares recaudados en 2012 por el entonces candidato Barack Obama, el partido y los diversos grupos afiliados para las presidenciales.

Está previsto que un grupo de demócratas, cercanos a Obama y a la misma Clinton, lancen una campaña para recaudar fondos entre los donantes demócratas más ricos a favor de un súper PAC, Priorities USA Action, antes al servicio del actual presidente estadounidense.

La izquierda igualó a la derecha en el juego de los comités independientes financiados por una élite. El principal donante de las elecciones de medio mandato de 2014 era demócrata: el exjefe de fondos de inversión Tom Steyer, que dio al menos 73 millones de dólares.

Hillary Clinton «no tiene las manos limpias», estima Bill Allison, experto en finanzas de campaña de la Fundación Sunlight. «Ciertamente, dirá que se ve obligada a hacerlo porque el sistema es así, y no está mal, pero sin embargo, no la hace más noble».

Sólo un candidato afirma rechazar tajantemente este sistema, el senador independiente Bernie Sanders, «socialista demócrata» y rival de Hillary Clinton en las primarias demócratas. Si bien es poco probable que Wall Street sopese apoyar su campaña, Sanders estima que el financiamiento de las elecciones será uno de los temas centrales de la próxima elección.

«Los multimillonarios son capaces literalmente de comprar las elecciones estadounidenses y a los candidatos», dijo el jueves. «Vivimos una época obscena», agregó.