No tener noción de lo que sucede a tu alrededor, no saber ni siquiera qué día es hoy o si andas vestido o desnudo es bastante triste. Cuando se pierde la memoria se pierde la persona en sí.

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El enajenado mental es una persona como cualquiera otra, pero que por razones ajenas a su voluntad, le ha tocado aguantar este duro estado, que de igual manera podría padecer en cualquier momento cualquier persona.

En nuestra sociedad, lo podemos encontrar por doquier, pero el caso de esta joven, a la que solo el cielo le cubría su cuerpo, podría conmover a cualquier.  Ella, se ubica debajo del elevado de la avenida John F. Kennedy con Doctor Defilló, totalmente desnuda, y sentada en poses aparentemente  provocadoras producto de su estado mental, se detiene a ver los vehículos y a las personas pasar.



Es penoso el caso de esta muchacha de piel morena, que no alcanza los 25 años, pero es más doloroso ver que las personas han perdido el amor por los demás. Pasan por su lado, se ríen de ella y se convierte en simples espectadores, pues es “loca”, como muchos dicen; pero es más  indolente aun ver cómo las autoridades competentes,  en este caso los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte ( AMET) que estaban presentes en el lugar hacen caso omiso a esta situación.

Al dirigirme a mi trabajo hoy alrededor de las 2:00 de la tarde veo a la joven totalmente desnuda sentada debajo del elevado, por lo que solicité a agentes, incluida una mujer, que la cubrieran, a lo que simplemente contestaron,  que trataban de comunicarse con una patrulla, pero que no tenían cómo hacerlo. Fue ahí que le pedí que por lo menos la cubrieran con una chaqueta, lo cual no hicieron.

El enajenado mental, llámenle “loco”, demente o como se desee hacerlo, no deja de ser un ser humano y no deja de llevar aparejado consigo los derechos inherentes a su persona, aun cuando no los pueda defender.

Con todo lo dicho, a mi parecer, han de tomar cartas en el asunto, ya que el objetivo de una sociedad es que se nos proteja a todos por igual. Esta situación crea un profundo malestar social; pero con todo, la única ventaja que tenemos hasta el momento es que el enajenado mental desconoce lo que sucede, vive en su mundo, no sabe de él, vive fuera de la realidad.

¿Quién dijo que el demente es irreversible en todos los casos? Pues, si es posible reinsertarlos sanos a la sociedad, ¿por qué no podemos hacer algo por ellos?

Fuente: elcaribe.com.do