El hombre que abatió en una transmisión en directo a dos periodistas en Estados Unidos ayer  abrió un capítulo inédito en el empleo de las redes sociales, al mostrar su acto en Twitter y Facebook, filmándose y subiendo los videos tras el doble asesinato.

Poco después del ataque, imágenes aparentemente filmadas por el atacante fueron publicadas en cuentas de Facebook y Twitter a nombre de Bryce Williams, el seudónimo bajo el cual Vester Lee Flanagan, el matador, realizaba su trabajo de periodista.



Se puede ver la cámara que se acerca a la escena y a los dos reporteros de la cadena WDBJ7 realizando una entrevista sin darse cuenta de nada. Repentinamente, una mano portando un arma aparece en el cuadro.

El atacante parece luego esperar algo, como para estar seguro de que la entrevista está siendo difundida en directo. Enseguida la mano que porta el arma se levanta por segunda vez y apunta a la periodista, Alison Parker. Se escuchan disparos y gritos, mientras la cámara cae o es bajada y la pantalla vira al negro.



Vester Lee

En una serie de tuits publicados justo después del ataque en la misma cuenta, @bryce_williams7 intenta explicar su gesto, invocando declaraciones racistas de Parker. Más tarde, la policía anuncia que Flanagan se había suicidado.

Para Roger Kay, analista en Endpoint Technologies Associates, «se podría decir que estamos pasando a una nueva página de la era Internet».

«No es algo absolutamente nuevo, porque organizaciones como el ISIS (el grupo Estado Islámico) filman y exhiben hace ya un tiempo videos de ejecuciones. Pero es la primera vez, destacó Kay, que un individuo independiente es quien lo hace, una persona sin un vínculo particular» con una organización criminal o terrorista.

– Mostrar o no mostrar –

«Se trató de un asesinato pensado para las redes sociales, un asesinato del siglo XXI previsto de manera tal que haya testigos», comentó el periodista David Folkenflik en el sitio de la National Public Radio (NPR).

Dice que él mismo fue un espectador del video de Flanagan «de manera imprevista», al contar con un dispositivo que permite a muchos usuarios ver videos integrados a tuits, lo que terminó amplificando el público que pudo ver las imágenes del asesinato.

Las cuentas Twitter y Facebook del asesino fueron rápidamente suprimidas por violar las condiciones de uso fijadas por ambas redes sociales. También fueron retiradas copias subidas a Youtube, que fueron remplazadas por un mensaje sobre las normas del sitio sobre los contenidos «chocantes o repugnantes».

Para Roger Kay, actores de la talla de Facebook, Twitter o YouTube «no pueden dejar que algo como esto permanezca más tiempo» en sus sitios respectivos, aun cuando tienen por lo general una actitud «pasiva», esperando que se les señalen los contenidos problemáticos al carecer de medios técnicos necesarios para impedir automáticamente que estas imágenes sean mostradas.

Resultado: «el público de Facebook o de Twitter se verá obligado a ver videos molestos como éste», y se podrá hacer copias de ellos y difundirlas en zonas más o menos oscuras de Internet, sostiene el analista.

Con la difusión de las imágenes de sus propios actos, el atacante de Virginia ilustra también el lado sombrío del «periodismo ciudadano», alentado desde las revoluciones árabes por redes sociales como Twitter et Facebook.

Aplicaciones como Meerkat o Periscopio, que permiten difundir videos en directo desde un teléfono inteligente, ampliaron recientemente el abanico de posibilidades de estos periodistas ciudadanos.

«Cuando se ve cómo en El Cairo la policía maltrata a los manifestantes, uno quiere que haya ciudadanos que lo filmen, obligando a las autoridades a asumir sus responsabilidades», apunta Roger Kay. Pero con el ataque del miércoles «ya no se trata de registrar algo que está sucediendo sino del hecho que un agresor está intentando generar una suerte de ‘performance artística'».

Ello plantea además a los medios de difusión la cuestión de difundir o no las imágenes.

«¿Cuál es la diferencia entre el tipo que publica esto en Twitter y Facebook, y Yahoo, que toma las imágenes televisadas y las coloca en su portada? El mismo sensacionalismo opera en los dos casos», afirma.