Cada día es mas evidente como un buen porcentaje de puertorriqueños, con buenos o medianos recursos económicos, escogen mudarse a un destino internacional fuera del tradicional viaje hacia los Estados Unidos.

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Todo esto en busca de mejores oportunidades, condiciones de vivienda, empleo, educación de sus hijos, un costo de vida más barato o simplemente por el deseo de cambiar a un ambiente más tranquilo.

Según las más recientes estadísticas migratorias, cerca unas 10,000 personas han optado por emigrar a destinos internacionales, siendo la Republica Dominicana unas de las principales opciones experimentando en los pasados años un alza de un 25%. Las razones son variadas según sostuvo el Cónsul de la República Dominicana en Puerto Rico, Franklin Grullón.



“Los Puertorriqueños en Dominicana se desempeñan en múltiples negocios siendo los sectores textiles, manufactureros y turísticos, sus prioridades. República Dominicana se está convirtiendo en un nuevo hogar para miles de puertorriqueños que buscan tranquilidad, bajos costos de vida, diversión y trabajo”.

Según Grullón el movimiento de puertorriqueños a residir en Dominicana ha ido en alzada. Aunque aceptó no existir una estadística real de cuantos puertorriqueños se trata, entiende que principalmente en el último año el alza registrada supera el 25%. Explico existir dos razones para no existir una adata real de la migración boricua al hermano país: la primera es que todos los puertorriqueños entran como ciudadanos americanos; y segundo que muchos puertorriqueños al no necesitar visa para entrar como turista al país, entran consiguen trabajo y se quedan, lo que imposibilita un registro real a través de visa de residencia. Aclaró, que esto ira cambiando poco a poco ya que se revisó el pasado octubre de 2011 el nuevo reglamento de migración de la República Dominicana, lo que obligara a muchos de los emigrantes a ponerse al día en el papeleo.

Como estadística local presentó que diariamente en el Consulado de la República Dominicana en la Isla se emiten más de 300 visas entre todas sus variantes que van desde la de estudiante y trabajo hasta la de residente y negocio, entre otras. “La realidad es que la mayoría de los puertorriqueños que residen en Dominicana viven sin visa y se quedan por más del tiempo permitido por ley y cuando optan por salir del país, entonces pagan la multa por el incumplimiento y optan por solicitar oficialmente la visa de residencia. O sea muchos regularizan su status residencial después de estar establecidos.Estimamos que en Dominicana deben residir alrededor de unos 20,000 emigrantes ciudadanos americanos, de los cuales alrededor de una cuarta parte deberán ser boricuas”.

Según Grullón, la mayoría de los emigrantes boricuas van en busca de oportunidades de empleo, principalmente ahora que Puerto Rico atraviesa por una fuerte crisis económica que ha desatado un alza en desempleo. Los sectores de mayor ocupación es el turístico, textil y agrícola. A ello sumó el establecimiento de empresas, lo que ha permitido un mayor intercambio comercial de bienes y servicios entre ambos países.“Ahora el principal destino de los puertorriqueños en Latinoamérica para vacacionar se está convirtiendo en una opción para migrar y hacer negocios”.

Otro segmento población que ha visto en la República Dominicana una opción de residencia es el de los jubilados mayores de 60 años, quienes lo visualizan como un destino donde les rinde más su dinero, manteniendo idioma, clima y diversión muy similar a la de Puerto Rico. A ellos se suma otro pequeño grupo que ha contraído matrimonio con un dominicano y dejan la República Dominicana como domicilio principal.

Dentro de este grupo no se contabiliza el grupo de estudiantes que cursan grados universitarios en dicho destino, mucho de los cuales regresan a la Isla.

En el último año, más de 70 mil puertorriqueños viajaron a República Dominicana, lo que ha representado un alza de más de 25%, ubicando la Isla en el décimo tercer puesto de los mercados emisores de turistas hacia el país hermano. La lista es encabezada por Estados Unidos, pero reciben mucho turismo europeo y latinoamericano, factor que para muchos de los emigrantes boricuas ha sido importante, ya que entienden que en Puerto Rico la influencia de esos otros mercados es ínfima, ya que la Isla se nutre en su inmensa mayoría del turismo americano.

“En la República Dominicana al puertorriqueño le sale mucho más económico su nivel de gasto comparado con Puerto Rico. Al ser el dólar una moneda fuerte, cuando lo cambias en pesos dominicanos, tienes una cantidad de pesos con la que puedes adquirir mayores bienes y servicios”, apuntó el Cónsul.

Se estima que la población económicamente activa en la Republica Dominicana vive con ingresos que están por debajo de los 10 mil pesos dominicanos mensuales, cifra muy inferior a lo que recibe la mayoría de los pensionados en Puerto Rico.

En la última década la Isla ha perdido cerca de medio millón de sus residentes. En la actualidad, el ritmo parece acelerarse con la pérdida de entre 36,000 a 38,000 puertorriqueños anuales, siendo en su mayoría el sector productivo de la Isla, dejando a su paso una población cada vez más envejecida.

Los Estados Unidos continúa siendo el mercado de mayor emigración de puertorriqueños. Entre los años 2008 a 2012, casi 69,000 personas emigraron de Puerto Rico a los Estados Unidos anualmente, y más de 27,000 personas se trasladaron desde los Estados Unidos a Puerto Rico. El fenómeno es que esa población que emigra hacia Puerto Rico desde los Estados Unidos, en un altísimo porcentaje se trata de puertorriqueños que han optado por regresar a su islita a jubilarse, sumándose a la ascendente población envejecida que optó por la permanencia.

El 2014 fue uno de los años más retantes en términos de emigración para la Isla. En la primera mitad de 2014 se triplicó la cantidad de personas que abandonaron el país, hasta alcanzar las 72,086. De julio a septiembre de 2014, el éxodo sobrepasó las 114,097 personas en 9 meses. Este total parcial supera el documentado en cada uno de los pasados 20 años, peor que la emigración de la década de los años 50 y 60.

La emigración acelerada supone una traba adicional para la recuperación económica, porque la reducción en población también deprime la producción de recaudos públicos, de bienes, ingresos y consumo.

Fuente: ElVocero