«La ayuda que logramos de Chile fue absolutamente crucial. Sin ella, hubiésemos perdido la guerra», dijo el ex oficial británico Sidney Edwards, a 30 años de la Guerra de Malvinas, en 1982, y luego de que se desclasificaran documentos secretos ingleses.
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Este oficial, que ahora publica sus memorias en su libro My secret Falklands war (Mi guerra secreta de Malvinas), fue el designado para negociar con el general chilenoFernando Matthei y lograr la colaboración del país andino con su intervención en el conflicto armado. Esta participación fue clave para que el gobierno de Margaret Thatcherconsiguiera la victoria.
El oficial Edwards viajó a Santiago de Chile con la misión de aproximarse al general Matthei para explicarle lo que los ingleses querían lograr, según explicó a un medio chileno. A los pocos días de haber llegado a un país bajo un régimen dictatorial, Edwards consiguió una licencia para manejar y un documento de identidad. Este inglés venía de trabajar en colaboración con la fuerza aérea española por lo que manejaba perfectamente el idioma. Alternando entre la embajada británica y la Fuerza Aérea chilena, coordinó el uso de un radar de largo alcance en Punta Arenas, que permitía ver los movimientos aéreos en Usuhaia, Río Gallegos, Río Grande y Comodoro Rivadavia.
Durante la entrevista con Qué Pasa, de Chile, el ex oficial inglés aseveró: «no pude creer la cooperación que logré con él y, por supuesto, con el resto de sus oficiales».
«El oficial Matthei era un hombre muy pragmático y sabía dos cosas clave: que si Chile no nos ayudaba en la guerra, después los argentinos caminarían derecho a tomar las islas del canal de Beagle. Lo otro es que Matthei sabía que esta era una oportunidad ideal para conseguir armamento, inteligencia y otras cosas que normalmente no habría conseguido», relató Edwards.
Pero lo más revelador fue el reconocimiento de lo importante que fue la intervención chilena. «Mi opinión personal, y creo que es similar entre mis jefes del Ministerio de Defensa y la primera ministra Margaret Thatcher, es que la ayuda que logramos de Chile fue absolutamente crucial», dijo Edwards y agregó: «sin ella, habríamos perdido la guerra».
Gracias a la información brindada por el radar chileno en Punta Arenas los ingleses podían ver los movimientos de los aviones argentinos. «Lo más importante fueron los avisos trempranos de ataques aéreos», contó Edwards. «Sin éstos, cuando tienes una fuerza de mar sólo con una pequeña defensa aérea, como teníamos, habríamos tenido que montar patrullas aéreas de combate carísimas y aviones volando constantemente, listos para interceptar intrusos», remarcó.
El libro My secret Falklands war tiene otro punto destacado que, a 30 años del conflicto, sigue cobrando fuerza: el papel de Augusto Pinochet durante la Guerra. Edwards relata que nunca tuvo contacto con el dictador, y si bien se cruzaron varias veces pero no llegaron a estar en la misma habitación, el inglés asegura que esa fue una estrategia del goronel chileno. «Él quería tener una especie de cláusula de escape para poder negar que tuviera conocimiento de mi», explicó. «Si cualqueir cosa salía mál, él podría decir: fue Matthei, yo no sabía lo que él estaba haciendo», apuntó.
Fuente: LaGaceta.com.ar