El presidente francés François Hollande aterrizó este martes en Washington para una reunión con el mandatario Barack Obama, en busca de apoyo para su guerra declarada contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), tras los atentados del 13 de noviembre en París.

Hollande aterrizó en la Base de la Fuerza Aérea Andrews, ubicada a las afueras de la capital, y se dirigía directamente hacia la Casa Blanca, constató un periodista de la AFP.



Obama

El viaje del mandatario francés forma parte de una frenética gira diplomática esta semana para sumar apoyos en el combate a la agrupación radical EI.



Para Francia, que ha intensificado sus bombardeos en Irak y en Siria y desplegado el portaaviones «Charles de Gaulle» en el Mediterráneo oriental, el objetivo de la reunión es lograr que Estados Unidos vaya más lejos en la lucha contra el EI.

Hollande espera una mayor implicación estadounidense, tanto en los bombardeos como en el control de los flujos financieros. Los dos mandatarios hablarán también de la posibilidad de un despliegue de fuerzas especiales en Siria, según un diplomático francés.

Mientras los dos mandatarios se aprestan a un encuentro, fuerzas especiales mantienen enormes operativos de búsqueda de uno de los principales sospechosos por los ataques en la capital francesa, Salah Abdeslam, nacido en Bélgica.

Pero los esfuerzos para coordinar más eficazmente el combate contra el EI en Siria corren el riesgo de complicarse después de que la fuerza aérea turca derribara este martes un avión de combate ruso en la frontera siria. Turquía, país miembro de la OTAN, asegura que el cazabombardero violó su espacio aéreo, lo que Moscú niega.

Al día siguiente de recibir el «firme» apoyo del primer ministro británico David Cameron, que pedirá al Parlamento autorización para intervenir en Siria, Hollande salió por primera vez de Francia desde los atentados que hace 11 días dejaron 130 muertos y 350 heridos en la capital.

Hollande continuara su ofensiva diplomática el miércoles en París con la canciller alemana Angela Merkel, y el jueves en Moscú con el presidente ruso Vladimir Putin. El domingo, recibirá al jefe de Estado chino, Xi Jinping.

– ‘¿Bajo qué régimen vivimos?’ –

Por cuarto día consecutivo, Bruselas, donde se cree que podría refugiarse Salah Abdeslam, seguía en alerta máxima, con el metro y las escuelas cerradas.

La capital europea, que teme un atentado como el de París, trataba de mantener un funcionamiento mínimo gracias al tranvía y al autobús.

«Si se cierran las escuelas, si se prohíbe la cultura, si se prohíbe la práctica del comercio (…) ¿Bajo qué régimen vivimos?», se preguntó el alcalde socialista de Bruselas, Yvan Mayeur, en la radio RTBF.

«Debemos tomar ahora las medidas que permitan volver a la normalidad y continuar a la vez la persecución de esa gente», dijo.

Las autoridades francesas y belgas consideran que el francés Salah Abdeslam, de 26 años, huyó a Bélgica. Desde entonces, la policía ha multiplicado los allanamientos y las detenciones, pero el sospechoso sigue prófugo.

Cuatro personas han sido formalmente acusadas, entre ellos dos hombres que presuntamente fueron a buscar a Abdeslam en automóvil a París y otro que presuntamente lo alojó.

– Cinturón de explosivos –

Hermano de uno de los kamikazes del 13 de noviembre, Salah Abdeslam participó como mínimo en los preparativos de los atentados, aunque su papel exacto todavía se desconoce.

El lunes, un objeto que «se asemeja a un cinturón de explosivos» fue encontrado en un contenedor de basura de Montrouge, al sur de París, cerca del lugar donde fue detectado el teléfono de Salah Abdeslam después de los ataques.

Tras los primeros avances en la investigación, la policía francesa tiene dificultades para identificar a los tres últimos kamikazes, dos de los cuales pasaron por Grecia como migrantes.

La incertidumbre persiste también sobre el papel desempeñado por el yihadista belga Abdelhamid Abaaoud, muerto la semana pasada en el asalto de la policía francesa en un suburbio del norte de París junto a su prima Hasna Aitboulahcen y un tercer hombre, cuya identidad no se ha revelado.