Hoy se cumplen 55 años del vil asesinato de las hermanas Mirabal y su chofer Rufino de la Cruz, quienes fueron masacrados a palos y luego introducidos en un jeep y lanzados por un precipicio en la Cumbre, en la carretera Puerto Plata-Santiago.

Como recordación y homenaje a las hermanas Minerva, Patria y María Teresa, hoy 25 de noviembre fue declarado como Día Internacional de la No Violencia contra la mujer. Pero lamentablemente este nuevo aniversario encuentra que en lo que va de año en el país se han registrados 112 feminicidios.



Hermanas Mirabal

Las hermanas Mirabal fueron asesinadas por sus verdugos del temible Servicio de Inteligencia Militar (SIM), bajo el mandato del coronel Jhonny Abbes García, cuando retornaban a la comunidad de Ojo de Agua, Salcedo, luego de visitar a sus esposos Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), ingeniero Leandro Guzmán y el hacendado Pedro González en la fortaleza de Puerto Plata.



Cuando se supo la noticia del asesinato de las hermanas Mirabal, aquel viernes 25 de noviembre, la sociedad dominicana quedó estremecida. Un sentimiento de rabia e impotencia se apoderó de gran parte de la población. La dictadura había llegado demasiado lejos.

Para sus asesinos fue un trabajo “fácil”. Pero se trataba de unos muertos demasiado pesados para un régimen moribundo. Y si la expedición guerrillera del 14 de junio de 1959, aún siendo un fracaso militar, sirvió para demostrar que la dictadura trujillista era vulnerable, la muerte de las muchachas de Salcedo fue la copa que rebozó la copa.

A partir de su asesinato y de otros desmanes, muchos jóvenes de clase media, incluso gente del entorno del dictador, sintieron la necesidad de luchar contra la tiranía y por la instauración de la democracia en el país, comenzaba a disiparse el miedo. Su muerte tuvo el efecto contrario al que pretendía la dictadura. Seis meses después, Trujillo fue ajusticiado por antiguos colaboradores.

Fuente El Nuevo Diario