El estado de Georgia en Estados Unidos ejecutó este miércoles a su condenado más anciano, días antes de que cumpliera 73 años, una muerte especialmente criticada por quienes se oponen a la pena capital.

Brandon Jones recibió la inyección letal en la prisión estatal de Jackson, dijo un portavoz penitenciario a la AFP.



El afroamericano pasó 36 años entre rejas por el asesinato en 1979 de un empleado blanco de una gasolinera. Sus abogados trataron hasta el último momento de suspender la ejecución, incluso con un recurso ante la Corte Suprema de Estados Unidos, medida que no dio resultado.

Los críticos denunciaron este caso como un ejemplo del “doble castigo” que se imponen a algunos condenados a muerte que pasan décadas confinados en solitario con la muerte como única expectativa.



Además, sus detractores consideran que muchos condenados fueron sentenciados en un periodo en el que no podían contar con una defensa satisfactoria y que si fueran juzgados hoy en día, el veredicto sería distinto.

“El caso de Jones plantea preguntas sobre la proporcionalidad y la aplicación discriminatoria de la pena de muerte”, denunció en un comunicado el Centro de Información sobre la Pena de Muerte.

“Él y su coacusado Van Solomon – ambos afroamericanos -, fueron sentenciados a muerte (…) por matar a un vendedor blanco en una gasolinera durante un robo”. “Jones negó haberle disparado y la acusación nunca determinó quién hizo el disparo fatal”, según la nota. Cabe destacar que Solomon murió en la silla eléctrica en 1985.

Pena de muerte inyeccion letal

Durante las décadas que pasó entre rejas, Jones leyó mucho y se dio a conocer por sus escritos sobre la vida en prisión y cuestiones raciales. Actualmente, 75 hombres se hallan en el corredor de la muerte en Georgia. El año pasado, el estado suspendió las ejecuciones durante varios meses debido a una polémica sobre las sustancias usadas en las inyecciones letales.

Estados Unidos ejecutó a 28 personas el año pasado, el número más bajo desde 1991.

AFP