A juicio del abogado Namphi Rodrígue, las dos reformas a la Constitución promovidas por los presidentes, Hipólito Mejía y Danilo Medina para tratar de continuar en el poder han tenido como característica principal las crisis políticas que han provocado al país, y la profunda división de los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana.

Danilo Medina e Hipólito Mejía coincidieron en faltar a la palabra empeñada ante el país, en más de una ocasión, en el sentido de que no buscarían la reelección, involucrando ambos a su familia en el tema, porque el «atípico» presidente reveló que había prometido a su familia que no trataría de buscar la reelección, faltan a una promesa tan seria, mientras al actual mandatario sus hijas le pidieron no seguir en el poder al terminar su mandato.



Danilo Medina habla

Con su proyecto reeleccionista, Hipólito Mejía «emprendió un camino que generaría serios traumas políticos, dividió el PRD y que le haría perder el apoyo de sectores que representaban la base de sustentación de su gestión, afirma el experto en Derecho Constitucional, Namphi Rodríguez.



«La reforma se materializó utilizando dinero de Baninter, que apenas meses después estalló en una crisis de dimensiones desproporcionales que eclipsaría sus posibilidades de permanecer en el poder. De esa enmienda sólo quedó el “nunca jamás”, que impedía que un presidente se volviera a presentar después de una repostulación consecutiva», subraya el catedrático universitario.

Medina, pese a la reiterada promesa al país de que no buscaría la reelección, fue en busca de ella, se tragó su «tiburón podrido» sin ningún eructo y hoy es el candidato-presidente del PLD y de una coalición de grupos políticos minoritarios.

«La promesa básica de Danilo Medina en el 2012 fue que no reformaría la Constitución que había sido proclamada dos años antes (2010) por su partido, porque ello implicaba un proceso de deslegitimación política y moral en el ejercicio del poder que llevaba a los presidentes a echar en un zafacón todos los escrúpulos», recuerda Rodríguez.

«El hoy mandatario reeleccionista ilustró su posición citando al historiador y “viejo zorro” balaguerista Ramón A. Font Bernard, quien patentizó la frase de que un presidente que optaba por la reelección era capaz de engullirse un “tiburón podrido y no eructar”».

Algo sí se cumplió de los argumentos expuestos al país por Danilo Medina para no buscar la reelección, la división real, y profunda, del PLD.

También Danilo Medina fue acusado de utilizar los dineros del Estado para la modificar la Constitución y reintegrar la reelección a la Carta Magna, lo que ha sido confirmado por el ministro de Energía y Minas, Antonio Isa Conde, y que no ha sido desmentido por el presidente ni por el gobierno.

«A partir de ese momento la política dominicana entró en un juego de “House of Cards”, un grisáceo escenario de simulaciones, compra de voluntades y puñaladas traperas que tuvo como blanco la eliminación política de Leonel Fernández para dar paso a la reelección», agrega el presidente de la Fundación Prensa y Derecho.

«Sin ambages, el proyecto de reforma de Danilo tuvo como único punto implantar la reelección consecutiva, para lo cual se violó el requisito del referendo que establece la Ley de Leyes y se trató de pasar el proyecto que declaraba la necesidad de la reforma como una ley ordinaria, cuando la propia Constitución prescribe que es a través de ley orgánica», precisa Rodríguez.

Sobre la reforma constitucional que promovió el presidente Leonel Fernández el jurista constitucionalista recuerda que fue totalmente democrática, porque «inició con un amplio proceso de consultas populares que sirvió de referencia para la discusión ulterior que se produjo en la opinión pública y en el Congreso».

En esa reforma a la Carta Política dominicana que promovió Fernández ·se consagró un catálogo mucho más amplio de los derechos fundamentales, incluyendo derechos de tercera generación, tales como los derechos al medioambiente, de los consumidores y a la seguridad alimentaria».

Namphi Rodríguez se refiere además a que en esa reforma a la Constitución estimulada por el presidente Fernández, «se definió por vez primera en el constitucionalismo dominicano un preámbulo de principios y se incluyeron garantías jurisdiccionales que no figuraban en el texto constitucional anterior como las acciones de amparo, de hábeas data y hábeas corpus».