Santo Domingo, República Dominicana. La Asamblea General de la OEA, que en teoría no iba a discutir la crisis venezolana, concluye este miércoles después de haber marcado la diferencia al convertirse en escenario de un acercamiento entre Washington y Caracas.

Asamblea OEA



Los jefes de la diplomacia de ambos países, John Kerry y Delcy Rodríguez, sostuvieron el martes una inédita reunión al margen de la asamblea en Santo Domingo.

Kerry y el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunciaron luego que habían abierto una vía al diálogo.



«Conversamos sobre el referendo revocatorio. Tratamos de decirle que (el gobierno) debe responder mostrando apertura y respeto de su propia ley», refirió Kerry tras el encuentro.

«Ellos propusieron que iniciemos una nueva etapa de diálogo (…) y yo le dije a la canciller: ‘aprobado'», dijo Maduro.

Las relaciones entre los dos países se encuentran muy deterioradas, sin embajadores desde 2010.

Para el miércoles se esperaban, entre otros, los discursos de los representantes de Argentina y Brasil, antes de que la 46ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos cierre sus sesiones en la noche.

Causaba expectativa la intervención de la canciller argentina, Susana Malcorra, quien ha sido acusada de mantener una relación ambigua con Venezuela para no arriesgar su candidatura a la secretaría general de la ONU.

Los ojos estarán puestos también sobre Brasil, que en el último mes estrenó presidente interino -Michel Temer- tras la suspensión de Dilma Rousseff, aliada del gobierno venezolano.

«No hay nada que justifique que Brasil no tenga una postura clara frente a Venezuela», dijo a la AFP Marcelo Rech, analista del Instituto de Relaciones Internacionales InfoRel, con sede en Brasilia.

A favor del diálogo

Si algo ha quedado claro después de los discursos del martes, es que los países americanos apoyan monolíticamente un diálogo entre la oposición y el oficialismo en Venezuela y rechazan imponer sanciones o suspender al país petrolero de la OEA.

«No buscamos una suspensión (de Venezuela de la OEA), no creemos que sea constructivo», dijo Kerry a periodistas.

Un alto diplomático comentó a la AFP que, de emitirse una declaración sobre Venezuela al cabo de la asamblea en Santo Domingo, ésta será para incentivar el diálogo en ese país.

«La pregunta es por cuánto tiempo (apoyarán un diálogo) y, si no pasa nada, qué están preparados para hacer los gobiernos a continuación», dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de análisis con sede en Washington.

«Puede que sea necesario un acontecimiento realmente trágico o desastroso en Venezuela, más allá de lo que ya hemos visto, para catalizar una respuesta hemisférica más contundente», dijo Shifter a la AFP.

Venezuela padece la escasez de la mayoría de los productos básicos, una inflación de 180,9% en 2015 y que el FMI pronostica en 700% para este año, así como una de las tasas de homicidios más altas del mundo.

Además, la oposición intenta celebrar este año un referendo para revocar el mandato de Maduro, pero el oficialismo ha declarado que será imposible hacerlo antes de 2017. De realizarse el año próximo, el actual mandatario podrá designar a quien lo sustituya en caso de que pierda.

La Carta Democrática

Venezuela está en la boca de todos después de que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, acusado de «agente de Washington» por la canciller venezolana, invocara la Carta Democrática Interamericana el 31 de mayo tras divulgar un demoledor informe sobre la crisis en ese país.

Almagro consiguió además que, el 23 de junio, el Consejo Permanente de la OEA se reúna en Washington para debatir la forma en que el continente debe abordar la crisis venezolana.

El gobierno de Venezuela intenta asegurarse al menos 18 votos a favor de los 34 países firmantes de la Carta Democrática, con los que bloquearía la aplicación de las medidas que prevé esa instancia, dijo un alto diplomático a la AFP.

La Carta Democrática Interamericana es un mecanismo de la OEA que se puede aplicar en caso de alteración o ruptura del hilo democrático y constitucional en alguno de sus Estados miembro.