Santo Domingo, República Dominicana. La OEA clausuró sesiones ayer luego de tres días de debates sobre Venezuela, en una Asamblea General que no iba a abordar ese tema y en cambio fue escenario de un acercamiento entre Washington y Caracas.

La 46a Asamblea General de la OEA se celebró desde el lunes en Santo Domingo con un mar de fondo entre el secretario general de la organización hemisférica Luis Almagro y el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.



A última hora del miércoles, la Asamblea aprobó una solicitud de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, de debatir en la Comisión Permanente si fue legítima la actuación de Almagro.

El excanciller uruguayo, que invocó la Carta Democrática de la OEA ante la crisis venezolana, tuvo un duro intercambio con Maduro, a quien tachó de «dictadorzuelo» luego de que éste lo acusara de ser «agente de la CIA».



Almagro fue acusado por Rodríguez de estar «mandatado por Washington», de apoyar un golpe de estado en su país y de extralimitarse en sus funciones de secretario general al cuestionar la democracia venezolana.

En conferencia de prensa tras la clausura de la asamblea, el secretario general dijo que la discusión sobre su actuación no es algo que le preocupe «en lo absoluto».

«Tenemos plena tranquilidad y certeza respecto al camino elegido para realizar el trabajo de la secretaría general», dijo.

Reuniones 

Más temprano el miércoles, la OEA había convocado a su Consejo Permanente para el martes próximo en Washington, también a solicitud de Venezuela.

Esa reunión convocará a los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), quienes promueven un diálogo entre la oposición y el oficialismo de Venezuela a instancias de la Unasur.

El diálogo fue puesto sobre la mesa como una alternativa luego de que Almagro invocara la Carta Democrática Interamericana el 31 de mayo pasado debido a la crisis económica, política y humanitaria que atraviesa Venezuela.

Ya estaba pautada para el 23 de junio otra sesión del Consejo Permanente en la que los 34 miembros de la OEA debatirán la implementación de la Carta.

La Carta Democrática es un mecanismo que se puede aplicar en caso de alteración o ruptura del hilo democrático y constitucional. Puede autorizar gestiones diplomáticas o, en el caso más extremo, suspender a un país de la OEA.

Acercamiento 

El martes, Rodríguez y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, sostuvieron una inédita reunión tras mantener relaciones deterioradas desde 2010.

«Creo que es más constructivo dialogar que aislar», dijo Kerry a periodistas, al expresar su deseo de que esto lleve a superar «la vieja retórica».

Si algo quedó claro, es que los países americanos apoyan monolíticamente un diálogo entre la oposición y el oficialismo en Venezuela y rechazan imponer sanciones o suspender al país petrolero de la OEA.

«Venezolanos hablando con venezolanos es lo que va a resolver los retos que hay en Venezuela en una forma constructiva y permanente», declaró en rueda de prensa Mari Carmen Aponte, secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos.

Resoluciones 

Al presentar su informe anual a la asamblea, el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), James Cavallaro, pidió una solución a largo plazo a su «desfinanciamiento crónico».

La CIDH sufre una debacle financiera que la forzó a suspender sus misiones de observación en la región y arriesga no renovar los contratos de 40% de su personal en Washington por falta de recursos.

Cavallaro señaló haber recibido donaciones de Antigua y Barbuda y de Chile, además de promesas de recursos de parte de Argentina, Canadá, Colombia, Estados Unidos, Panamá, Perú y Uruguay.

En tanto, la OEA aprobó una declaración de derechos de los pueblos indígenas cuyo texto fue debatido durante 17 años.

El documento reconoce la organización colectiva, se pronuncia sobre la autoidentificación de las personas que se consideran indígenas y otorga protección a los pueblos en aislamiento voluntario.

A pedido del país anfitrión, la asamblea también aprobó una resolución de desagravio por haber apoyado una intervención estadounidense en República Dominicana en 1965.

También estuvo a favor de una declaración que exhorta a Argentina y Gran Bretaña a reiniciar «cuanto antes» sus conversaciones sobre las islas Malvinas.