¿Qué figura republicana podría afectar la carrera de Hillary Clinton a la Casa Blanca? Cualquiera diría Donald Trump, aunque tras conocerse los resultados de la pesquisa de los e-mails de la exsecretaria de Estado, podría ser James Comey, el director del FBI.

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Este exfiscal federal y exsubsecretario de Justicia se somete este jueves a un bombardeo de preguntas en el Congreso, dos días después de robar pantalla con una conferencia de prensa en la que presentó sus conclusiones contundentes sobre la investigación a Clinton.

Con su declaración de 15 minutos este gran policía -literalmente, pues mide casi dos metros – y que viste siempre de forma impecable, evitó que la exprimera dama corriera la peor de las suertes al recomendar no abrirle un proceso, pero sembró dudas que podrían afectarla más allá de la elección presidencial de noviembre.



Hillary Clinton enfrentará así su campaña electoral con una piedra en el zapato.

Los planteamientos de Comey, sustentados en su informe final sobre la investigación a Clinton por el uso de una cuenta de correo electrónico personal y no una oficial para manejar sus mensajes mientras fue secretaria de Estado, no se desvanecerán rápidamente.

Incluso, según los expertos, los señalamientos del director de la policía federal podrían perseguir a Clinton aún después de los comicios.

Según las conclusiones del FBI, en su manejo del correo electrónico Clinton y sus asistentes «fueron extremadamente descuidados en su manipulación de información muy sensible, altamente clasificada».

El informe sostiene además que por su amplia experiencia pública. la entonces secretaria de Estado «debería haber sabido» que manejar ese tipo de mensajes en un sistema no codificado implicaba peligros.

No es necesario ser clarividente para apostar que estas afirmaciones serán utilizadas al máximo contra Clinton, cuya campaña desde un comienzo se ha visto envenenada por la controversia sobre los correos electrónicos. Sólo el tiempo dirá si las medidas que la candidata demócrata adopte para contrarresta los ataques serán eficaces.

FBI eclipsa al Departamento de Justicia

Con su declaración Comey ha conseguido robar el protagonismo a la secretaria de Justicia y fiscal federal Loretta Lynch, que el miércoles se limitó a confirmar la recomendación del FBI de no procesar a Hillary Clinton.

La secretaria Lynch se reunió la semana pasada con el expresidente Bill Clinton, una entrevista que Trump ha cuestionado como ilegal.

La investigación sobre el candente asunto de los los mensajes de correo electrónico, ha llevado a Comey, de 55 años, a enfrentar disparos de todos los sectores políticos.

Los demócratas lo acusan por reconvenir públicamente a Hillary Clinton, cuando la tradición ha sido que el FBI actúe con discreción sobre las conclusiones de sus investigaciones cuando decide no recomendar el inicio de un proceso formal.

Por su parte, los republicanos lo señalan de optar por una salida ilógica y confusa frente a la posibilidad de inculpar a la exsecretaria de Estado, sobre todo teniendo en cuenta la gravedad de los cargos.

El director del FBI puede incluso esperar a recibir alguna herida con las preguntas que le harán en la comisión parlamentaria que lo escuchará el jueves a partir de las 10H00 locales (14H00 GMT).

Pero este abogado republicano, designado en 2013 por Barack Obama para dirigir la policía federal, está entrenado en las audiencias agotadoras en el Capitolio. Y conoce al dedillo los detalles de la investigación sobre los mensajes de correo electrónico.

Acostumbrado a las tormentas

Además Comey ha navegado por más de tres décadas en los más altos círculos del poder político-judicial de Estados Unidos, tiene la piel curtida y está acostumbrado a resistir los golpes cuando sus decisiones provocan disgusto de algunas autoridades e incluso en la Casa Blanca.

Eso fue lo que hizo, por ejemplo, cuando señaló que la tarea de los policías había quedado bajo el fuego ante la avalancha de críticas sobre los procedimientos policiales en el caso de la muerte del joven negro Michael Brown, abatido por un disparo de un uniformado en 2014 en Ferguson, Missouri.

No es el único caso, Comey ha mostrado a lo largo de una carrera de largo vuelo que sabe batirse a duelo con serenidad, incluso ante adversarios poderosos.

En 2004, cuando reemplazaba en forma interina como secretario de Justicia a John Ashcroft -sometido a una cirugía- Comey se enfrentó al consejero presidencial, Alberto Gonzales.

Gonzales trató de aprovechar que Ashcroft se recuperaba para hacerle firmar una polémica medida que autorizaba las escuchas telefónicas sin orden judicial. Comey decidió entonces reportar el incidente a algunos sorprendidos senadores, desatando a una tormenta política para el gobierno del presidente George W. Bush.