Río de Janeiro, Brasil. Los besos que dio a Boomer emocionado después de ganar su prueba insigne. Ese era el retiro que quería el nuevo Michael Phelps, el más grande nadador de la historia, ya con 21 medallas de oro.

Phelps



Phelps (31 años) decidió que necesitaba cambiar en la celda de una comisaría de Baltimore, adonde pasó la noche del 29 de septiembre de 2014 tras ser arrestado por conducir en estado de ebriedad. La vida que adoptó después de su retiro precoz en Londres no podía seguir.

Dejó atrás a los «amigos» tóxicos, se comprometió con Nicole Johnson, hizo las paces con su padre y se sintió realizado con el nacimiento de su hijo hace tres meses.



Y en la nueva y definitiva etapa de su vida no podía faltar la natación.

En Rio «podré terminar mi carrera de la manera que quería», indicó poco después de llegar.

«Me estoy divirtiendo de nuevo, estoy disfrutando lo que estoy haciendo (…). Tengo la cabeza clara dentro y fuera de la piscina», indicó.

Hasta este martes, sumaba tres medallas de oro: su insigne 200m mariposa y dos de relevos (4x100m y 4x200m libres).

Necesitas cambiar

En la celda, recordó Phelps en una entrevista televisada, alguien le dijo que «necesitaba cambiar, volver a enfocar las prioridades».

De aquel Phelps inmaduro al padre de familia, que dedica sus medallas a Nicole, a Boomer y a su madre Deborah en las tribunas. Ese es el aplauso que más le importa, que más siente.

Su experiencia lo convierte en una especie de figura paterna para la joven generación de relevo de Estados Unidos.

Fue así como fue el brazo del que se apoyaron el lunes pasado Ryan Held y Caeleb Dressell para subir al podio llorando de la emoción tras ganar los 4x100m libres, la primera medalla de oro para ellos, la decimonovena para Phelps.

Apoyó igualmente a Lilly King en sus críticas a la rusa Yulia Efimova, que el lunes ganó plata en los 100m pecho en medio del escándalo de dopaje en su país que dejó a una centena de atletas fuera de los Juegos.

El renacer 

La carrera de Phelps arrancó en en los Juegos de Sídney-2000. En aquella oportunidad llegaba con la ilusión ganar una medalla, de cualquier color.

Se tuvo que conformar con un quinto lugar en los 200 m mariposa, pero cuatro años después fue la gran estrella de los Juegos de Atenas, con seis medallas de oro y dos bronces.

En Pekín-2008 arrambló con ocho oros y comenzó a tejer su leyenda.

Pese a la deuda de entrenamiento, la edad y deficiencias técnicas por la falta de preparación, fue capaz de clasificarse a sus quintos Juegos Olímpicos, primer nadador estadounidense que logra esa hazaña, y mucho más sumar medallas.

De aquellos momentos oscuros de su historia destaca su arresto por manejar ebrio en 2004, dos meses después de regresar de los Juegos Olímpicos de Atenas con seis medallas de oro y dos de bronce.

A comienzos de 2009, meses después de sus ocho metales dorados en Pekín-2008 y ser declarado el nadador más laureado de la historia olímpica, se vio obligado a admitir un comportamiento lamentable, tras la publicación de una foto en la que aparecía utilizando un bong (pipa de agua), aparato utilizado para fumar marihuana.

No fue procesado por faltas de pruebas, pero la Federación Estadounidense de Natación (USA Swimming) lo suspendió por tres meses, y anunciantes como Kellogg’s le retiraron su auspicio publicitario.

Después vino su segundo tropezón con la bebida, que pagó además con una suspensión que lo privó de competir en el Mundial de 2015, lo que retrasó su preparación rumbo a Rio.

Pero si dicen que los golpes enseñan, Phelps considera haber recibido ya bastantes y tener aprendida la lección.

El nuevo Phelps se mantiene como el deportista más laureado de la historia con 25 medallas, 21 de ellas doradas, que consiguió de la mano de Bob Bowman, su entrenador desde los 11 años, otro padre para él.

«Le comentaba a Bob la otra noche y creo que una de las cosas que más vueltas me da en la cabeza es que son muchas medallas, hemos conseguido muchas medallas, es insano. Me impresiona pensar en cuando comenzamos, las cosas que hemos hecho juntos», expresó la leyenda del Olimpo deportivo, que ahora tiene el retiro que quería, el que le quiere contar a Boomer cuando crezca.