Caracas, Venezuela. Cientos de miles de opositores se manifiestan este jueves en Caracas para exigir un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, quien respondió con una multitudinaria concentración de sus seguidores, en la mayor pulseada que libran en las calles en los últimos dos años.

venezuela hoy



Vestidos de blanco, ondeando banderas de Venezuela, con pancartas que rezan «Cambio» y «Revocatorio ya», los opositores se concentran en el este de Caracas. «O salimos a marchar o nos morimos de hambre, el gobierno ya no nos asusta», dijo a la AFP Ana González, de 53 años.

El líder opositor Henrique Capriles consideró que «la respuesta ha sido contundente». «Hoy tendremos la manifestación más grande de la historia de Venezuela», dijo en la marcha.



«Y va a caer y va a caer, este gobierno va a caer», «Venezuela tiene hambre», gritan los manifestantes en la llamada «Toma de Caracas», con la que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) espera abrir una nueva etapa de movilizaciones para exigir el referendo.

En el centro de Caracas, en la Plaza Bolívar, ataviados con camisas y gorras rojas, los chavistas gritaban vivas a Maduro, que se aprestaba a hablarles desde una tarima, en lo que bautizaron de su lado como la «Toma de Venezuela». «El pueblo unido jamás será vencido», gritaban.

«Estamos aquí para responder a nuestro presidente y defendiendo la revolución», aseguró Carolina Aponte, ama de casa de 37 años.

Hasta ahora las marchas transcurren en calma. Periodistas de la AFP y otros miembros de la prensa que reportan en la calle calculan en cientos de miles los opositores, aunque aún no hay reportes oficiales.

Policías y tanquetas están apostados en varios puntos de la ciudad. Cientos de motos y guardias forman una enorme barrera en Plaza Venezuela para evitar que las marchas choquen. Varias calles, negocios y estaciones del metro están cerradas.

«La oposición tiene el balón y se adentra al campo del adversario», opinó el analista Luis Vicente León, quien se preguntó si «el gobierno entenderá que seguir arrinconando a la mayoría es una bomba de tiempo».

Ocho de cada 10 venezolanos quieren un cambio de gobierno, según la firma Datanálisis. Golpeada por la caída de los precios del petróleo, Venezuela sufre una escasez de alimentos y medicinas del 80% y una inflación que el FMI proyecta en 720% para este año.

La MUD reclama al Consejo Nacional Electoral (CNE) -al que acusa de chavista- que fije la fecha de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar el referendo, pues considera que sólo cambiando al gobierno y su modelo socialista se acabará la crisis.

– Termómetro opositor –

Pese al descontento popular, la oposición no había convocado multitudes desde 2014, según analistas en parte por el miedo a la violencia de aquellas marchas que exigían la salida de Maduro y dejaron 43 muertos.

Pero esta vez, la MUD se tomó casi tres semanas para organizar la manifestación, con seguidores de todo el país.

«La marcha es una especie de termómetro para medir la capacidad de convocatoria de la oposición», afirmó a la AFP Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit Country Risk, con sede en Londres.

Para León está por verse «si la gente entenderá que el éxito de la marcha es de articulación a futuro».

La MUD plantea que el referendo sea antes del 10 de enero, cuando se cumple el cuarto año de mandato presidencial, porque si Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha debe sustituirlo su vicepresidente, según la Constitución. De acuerdo con la firma Venebarómetro, 64% de los electores votaría por revocarlo.

«Lo que se busca hoy es mostrar que estamos organizados, luchando por una solución pacífica, democrática, electoral y constitucional», aseguró Capriles.

Lilian Tintori, esposa del líder preso Leopoldo López, es una de los líderes de la oposición que encabezan la movilización opositora. «Liberen a los presos políticos», reclamó al gobierno.

– Contraofensiva chavista –

El gobierno, que atribuye la crisis a una guerra económica» de empresarios, vincula lo que llama «golpe parlamentario» en Brasil contra Dilma Rousseff a una conspiración de Estados Unidos, parte de la cual, asegura, es la marcha de «la derecha fascista venezolana».

«Tienen un plan golpista para ensangrentar a Venezuela. No le creo una palabra a la MUD», afirmó el presidente socialista, quien advirtió que quien genere violencia «va preso».

El miércoles, Maduro anunció que pedirá al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), también acusado por la MUD de servir al gobierno, que evalúe levantar la inmunidad a los parlamentarios, mayoritariamente opositores, para «mantener la paz» y «combatir el golpismo».

«No nos pueden meter presos, ni nos pueden allanar la inmunidad, porque no hemos cometido ningún delito», dijo el jefe parlamentario Henry Ramos Allup.

En vísperas de la marcha, las autoridades encarcelaron a tres dirigentes opositores a los que acusaron de planear actos violentos. Este jueves Capriles denunció el arresto de dos alcaldes y la retención de varios autobuses en alcabalas.

El Sindicato de Periodistas denunció que las autoridades rechazaron el ingreso de varios corresponsales extranjeros que iban a cubrir la marcha opositora.