Washington. El FBI descartó este domingo presentar cualquier cargo formal contra Hillary Clinton por sus comunicaciones cuando era Secretaria de Estado, y le dejó las manos libres para volver a concentrarse en la campaña electoral, a poco más de un día de las presidenciales del martes.

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«Estamos felices de saber que este asunto ha quedado resuelto», dijo Jeniffer Palmieri, responsable de comunicaciones de la campaña de Clinton, poco después de conocerse la decisión de la policía federal estadounidense.

En una carta a legisladores, el director del FBI, James Comey, informó que la revisión de nuevos correos electrónicos descubiertos hace poco más de una semana no arrojaban novedad alguna que habilite la presentación de cargos contra Clinton.



«Sobre la base de nuestra revisión (de esos correos), no hemos modificado las conclusiones que ya expresamos en julio con relación a la secretaria Clinton», comunicó Comey al grupo de legisladores, refiriéndose a una decisión que ya había sido adoptada este año.

El 28 de octubre, en una carta similar al mismo grupo de legisladores, Comey había provocado un terremoto político en medio de la campaña, al anunciar que el FBI había hallado nuevos mensajes electrónicos y que los peritos investigarían si habían pasado por el servidor privado que Clinton mantuvo cuando era Secretaria de Estado.

Ese anuncio literalmente cayó como una verdadera bomba y obligó a Clinton y a su equipo de campaña a pasar varios días dando explicaciones sobre un escándalo que parecía cosa del pasado.

Poco después de conocerse la carta de Comey, la coordinadora de la campaña de Trump, Kellyanne Conway, dijo que «nada ha cambiado», y que en su visión Clinton sigue siendo una candidata poco confiable.

 Investigación mal manejada

En la visión de Conway, la investigación que el FBI hizo del escándalo con los mensajes de Clinton fue «mal manejada desde el inicio».

Un auténtico peso pesado del partido Republicano y elector de Trump, Newt Gingrich, expresó en la red social Twitter que «Comey debe estar bajo una presión política enorme para rendirse de esta forma y anunciar algo que no tiene cómo saber».

Este domingo, Clinton realizó un acto de campaña en Cleveland, Ohio, pero no hizo referencia a la carta de Comey o al fin de la nueva polémica sobre su mensajería.

«Hay fuerzas poderosas, dentro y fuera del país, que amenazan separarnos. Hemos llegado a un momento decisivo en esta elección. Nuestros valores están siendo puestos a prueba», dijo.

Este domingo, durante un acto de campaña en Minnesota, Trump volvió a la carga contra la clase política en general, y alegó que Clinton enfrentaría «investigaciones por mucho, mucho tiempo».

Trump no dejó claro si tenía conocimiento de la carta de Comey este domingo a los legisladores, pero alertó a sus electores: «Deben entender que éste es un sistema lleno de trampas y que ella (Clinton) está protegida».

El estallido de esta nueva crisis, hace poco más de una semana, coincidió con un cambio visible en la tendencia general de los sondeos, que pasaron a mostrar una caída en los niveles de intención de voto para Clinton y un progresivo fortalecimiento del candidato conservador Donald Trump.

Posiblemente resulte imposible medir el impacto que el fin de esta polémica pueda tener sobre la campaña, pero en este último fin de semana antes de las elecciones del martes, los sondeos pasaron a mostrar a Clinton por delante de Trump con una ventaja apenas mínima.

Un sondeo realizado por la red NBC y el diario Wall Street Journal, divulgado este domingo, atribuye a Clinton una ventaja de cuatro puntos porcentuales a nivel nacional, por 44% a 40%, en una encuesta que incluye a los otros dos candidatos minoritarios en la disputa.

Situación aún «vulnerable» 

El experto en sondeos Nate Silver, del sitio web especializado FiveThirtyEight, señaló que «si tú tienes solamente el 44% del voto, eso significa que de alguna forma estás vulnerable en la mayoría de las regiones que aún están indefinidas».

En resumen, añadió, a apenas dos días de la campaña «uno preferiría estar en los zapatos de Clinton que en los de Trump, pero no es una posición extraordinariamente segura».

Clinton y Trump imprimieron este fin de semana un ritmo frenético a su agenda, concentrada en aquellos estados donde los sondeos no indican un claro favorito.

Entre el domingo y el lunes, Trump pretende realizar paradas en Iowa, Minnesota, Michigan, Pensilvania, Florida, Carolina del Norte y New Hampshire, estados considerados fundamentales para conseguir la victoria el martes.

La exsecretaria de Estado, quien el sábado tuvo el apoyo de estrellas como Beyoncé y Katy Perry, anunció que el legendario rockero Bruce Springsteen también estará con ella en el escenario en la jornada del lunes, la víspera de las elecciones.

El ritmo frenético de ambas campañas es reflejo de este escenario, mucho más reñido de lo que Clinton o Trump están dispuestos a admitir.

Lo ajustado de la disputa convenció al equipo de la exsecretaria de Estado a cerrar la campaña el lunes con las cartas más pesadas que tiene bajo la manga: pondrá en el escenario a su esposo, el expresidente Bill Clinton, acompañado por el actual mandatario, Barack Obama y su extraordinariamente popular esposa Michelle.