El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró este viernes a tres destacados ultraconservadores para los puestos clave de fiscal general, asesor de Seguridad Nacional y director de la CIA.

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Trump nombró al frente del Departamento de Justicia al senador Jeff Sessions, partidario de adoptar un perfil extremadamente duro ante la inmigración ilegal, uno de los ejes centrales de su campaña.

Pocos días después de su victoria, el multimillonario republicano prometió expulsar a unos tres millones de personas indocumentadas con antecedentes criminales.



Décadas atrás, Sessions, de 69 años, causó una gran polémica por sus propuestas racistas.

«Recibo con entusiasmo la visión de Trump de ‘un solo Estados Unidos’ y su compromiso con la igualdad ante la ley. Aspiro a cumplir plenamente con mis deberes con una dedicación inquebrantable por la justicia y la imparcialidad», dijo el senador.

El general retirado Michael Flynn, de 58 años, será el asesor de Seguridad Nacional de Trump, cargo actualmente ocupado por Susan Rice. Entre 2012 y 2014 dirigió la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), periodo durante el que fue criticado por sus declaraciones hostiles contra el islam.

Flynn también es conocido por su postura conciliadora hacia Rusia, un país ante el cual el presidente saliente Barack Obama ha pedido a Trump «hacer frente».

El magnate inmobiliario decidió poner al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) al congresista por Kansas Mike Pompeo, quien llegó a la Cámara de Representantes como parte del Tea Party, el ala ultraconservadora del Partido Republicano.

Los tres aceptaron sus designaciones. Flynn no requiere la aprobación del Senado, pero los otros dos cargos sí.

Estas nuevas nominaciones fueron celebradas por los republicanos, pero alarmaron a los demócratas, que todavía están digiriendo el nombramiento el domingo del ultraderechista Steve Bannon -jefe del portal de extrema derecha Breitbart- como principal estratega y asesor de Trump.

El fin de semana, Reince Priebus, de 44 años y presidente del Comité Nacional del Partido Republicano, también fue elegido como jefe de gabinete de la Casa Blanca.

– Tranquilizar a los aliados –

En contraste con estas figuras de línea dura, Trump dejó filtrar los nombres de personalidades más moderadas para dirigir la diplomacia estadounidense.

Se prevé que Trump se reúna este fin de semana con el republicano moderado Mitt Romney, excandidato presidencial derrotado por Barack Obama en 2012. Los medios estadounidenses señalan que el exgobernador de Massachusetts podría ser designado secretario de Estado.

Este acercamiento ha causado la sorpresa de muchos porque Romney encabezó la oposición a la candidatura de Trump y a su postura populista en las primarias del Partido Republicano.

El exalcande de Nueva York Rudy Giuliani también ha sonado como posible jefe de la diplomacia.

Trump, que desde su elección prácticamente no ha salido de su rascacielos en Nueva York, se desplazará el fin de semana a un club de golf de New Jersey donde continuará las reuniones para completar su gabinete.

En un juego sutil de equilibrio, el presidente electo busca tranquilizar a los aliados de Estados Unidos.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró que tenía «gran confianza» en el magnate tras reunirse con él. Fue la primera reunión entre Trump y un dirigente mundial desde su victorial en las urnas.

Pero la nominación de Sessions «dará escalofríos a los activistas de los derechos civiles y de los derechos de los inmigrantes», mientras que la designación de Flynn «podría complacer (al presidente ruso Vladimir) Putin y (al presidente turco Recep Tayyip) Erdogan», opinó el exasesor de Obama, David Axelrod.

Sessions representa a Alabama (sur) en el Senado desde 1997. Su nombramiento fue recibido «como una gran noticia» por el senador ultraconservador de Texas Ted Cruz, rival de Trump en las primarias.

Durante los gobiernos de George W. Bush y de Obama se opuso a varios proyectos de regularización de migrantes ilegales.

El futuro jefe de la CIA formó parte de la comisión investigadora del Congreso -dominado por los republicanos- sobre el ataque a la misión diplomática estadounidense en Bengasi (Libia) en 2012, que dejó cuatro estadounidenses muertos, incluido el embajador.

La comisión acusó a Hillary Clinton, exsecretaria de Estado y rival de Trump en las presidenciales, de haber minimizado la amenaza yihadista en Libia.