Interesante análisis realizado por Alejandro Alberto Paulino Vallejo

En días pasados, en la prensa dominicana se anunciaba lo siguiente: “Circulará un libro de hija menor de Trujillo”, indicando la fecha de la puesta en circulación, hora y lugar del acto para poner en circulación “Trujillo, mi padre”.



Desde que se conoció la noticia diversas personas que vivieron y sufrieron en carne viva las vejaciones y despojos del régimen de Trujillo, se opusieron públicamente, a tal grado que el día anunciado para la aparición del libro, irrumpieron violentamente y hasta se llegó a ejercer algunos niveles de violencia contra familiares y seguidores de Trujillo que asistieron al lugar en el que se pondría en circulación el controversial libro.

Después del fin de la dictadura del sátrapa, y como forma de evitar la influencia y permanencia de lo que fue aquel régimen y los símbolos que lo representaban, fue promulgada la Ley 5880-62 que instauró las “Penas contra las Alabanzas al Régimen tiránico de Trujillo”. Está ley fue promulgada por el Presidente del Consejo de Estado, Rafael Filiberto Bonelly en 1962 y desde entonces se encuentra vigente, por lo que debe ser acatada por todos los dominicanos, y en la cual se establece lo siguiente: “Articulo 1- Toda persona que alaba o exalte a los Trujillos o su régimen tiránico, en alta voz, o por medio de gritos, discursos, escritos públicos o epistolares, dibujos, impresos, grabados, pinturas o emblemas, se considerará y juzgará como autor de delito contra la paz y la seguridad públicas y será castigada con prisión de diez días a un año o multa de diez a quinientos pesos oro o con ambas penas a la vez.”



De aplicarse en la actualidad esta ley que aún está vigente, habría que procesar judicialmente a todos los familiares de Trujillo que estaban en el Hotel Santo Domingo organizando la puesta en circulación del libro, así como a Angelita Trujillo, ya que aunque no estaba en el país, sino en Estados Unidos, fue ella la autora del libro que se estaba poniendo en circulación en República Dominicana, y organizó desde el exterior todo lo relativo a la puesta en circulación del mismo.

Esta ley es muy clara y drástica, sanciona con prisión a los que exaltaren a los Trujillos y los símbolos y memoria del dictador, mediante escritos públicos e impresos, y se cumple con los elementos constitutivos de dicha ley para penalizar dicho acto ya que dicho libro es un impreso y escrito publico, se exalta a Trujillo y se defiende a su régimen cuando lo desliga de las responsabilidades de los asesinatos del régimen, que fueron crímenes de Estado, razones por las cuales esta ley está en su mejor momento para aplicarse o se convertiría en una ley muerta y sin valor alguno.

Pese a lo establecido en esta disposición legal , y como estamos viviendo en un clima de democracia, debo de admitir que la nueva constitución promulgada recientemente, reconoce en sus artículos 49 y 64 acápite 2, el Derecho a la Libertad de Expresión y Pensamiento, derecho reconocido por tratados internacionales de derechos humanos y que a la vez implican el derecho y libertad de tener una ideología política y expresar la misma en público, ya sea por libros, artículos periodísticos o portales de Internet, razón por la cual esta ley podría ser inconstitucional; todo esto independientemente de las mentiras escritas sobre su padre Trujillo y las acusaciones difamatorias contra personas que sufrieron dicha dictadura, muchos de ellos aún vivos, y que tienen razones en sentirse ofendidos por este controversial libro.

A partir del análisis de los artículos de la ley y la Constitución de la República y del contenido del referido libro, los que se sientan difamados o injuriados por lo publicado, pueden demandar ante la justicia dominicana y/o el extranjero a la autora Angelita Trujillo en virtud de la ley 6132, sobre Opinión Publica y Libertad de Pensamiento.

En otro sentido, la familia Trujillo pueden recurrir a la justicia dominicana para denunciar como inconstitucional la ley 5880-62, que prohíbe las actividades trujillistas, por se contradictoria con la Constitución vigente y luego entonces poder presentar su libro, cuidándose de evitar difamar e injuriar.

Por último, el libro publicado, por las falsedades históricas y el nefasto recuerdo dictatorial que está reviviendo, así como las mentiras expuestas en el mismo, soy de la opinión de que los dominicanos que amen la libertad y la democracia no deben comprarlo y menos leerlo. Para mí, que lo mejor sería quemarlo en la hoguera del recuerdo de los que cayeron luchando por la libertad.