Comunicado enviado por L. Ramfis Domínguez Trujillo
«El pasado 25 de Noviembre del año en curso, el Sr. Leivin Guerrero, Diputado de San Cristóbal, retiró el proyecto de ley que hace poco había sometido a la Cámara de Diputados, para la creación de un Museo de la Era de de Trujillo en la Casa de Caoba.
Desde sus inicios, un reducido sector de recalcitrantes conocido por su anti-Trujillismo irracional, emprendió contra el citado proyecto con sus consabidas infamias. Esta vez, la inventiva tuvo como base, una supuesta relación del distinguido diputado con la familia Trujillo. Quisiéramos aclarar de una vez y por todas, que al joven diputado tuvimos el gusto de conocerle por primera vez en San Cristóbal el pasado 25 de Julio, con motivo de la puesta en circulación del documental “Trujillo 31 años de Historia Perdida”.
En esta oportunidad, fuimos debidamente informados sobre los meritos del proyecto en referencia, y de su generosidad en beneficio de la comunidad de San Cristóbal. En principio, estuvimos de acuerdo con apoyar este encomiable propósito, y es axiomático que un museo que relate la Era de Trujillo, si es objetivo, responsable y serio, debe contar con el apoyo de nuestra familia. Hasta esa simpatía se limitó nuestra participación, en espera de saber en que consistiría el producto final.
Quisiéramos dejar claro que el proyecto del museo creaba un patronato rector que estaría encargado de la dirección y la administración del museo, y que contaba con la integración del Ministerio de Cultura, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, el Archivo General de la Nación, el Senador de San Cristóbal, los Diputados de la Provincia de San Cristóbal, y el Alcalde del Municipio de San Cristóbal. Nos parece propicio señalar que, a pesar del hostil comportamiento de la mayoría de dichos miembros en perjuicio de una presentación equitativa de la memoria del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, simpatizábamos con el mismo, considerando que, al tratarse de un proyecto de perfil internacional que directamente favorecía el sector turístico del país, bastaría para dejar a un lado sentimientos personales en interés de presentar con respeto y decencia, y con rasgos auténticos, la historia de nuestro país.
Confieso que nos equivocamos al subestimar lo aferrado que está este grupo a la bonanza que le prodiga la maquinaria del anti-Trujillismo. Por consiguiente, no importa la buena voluntad del Diputado Leivin Guerrero; es un proceso que comenzó viciado y progresivamente agraviado y dañado a consecuencia de la masiva campaña mediática emprendida para desnaturalizar la esencia del museo. El proceso de las vistas públicas no fue más que un despliegue vergonzoso de anti-valores democráticos. Este reducido sector de recalcitrantes, con absoluta libertad, se apoderó del local para desordenamente conducirse de la manera más censurable, irrespetando la solemnidad y el respeto debido al Salón Hugo Tolentino Dipp del Congreso Nacional.
Igualmente lamentable fue la tolerancia manifiesta del Presidente de la Comisión Permanente de Cultura que se reservó el ejercicio de su autoridad, con la que debió garantizar el orden y el derecho de todos los ciudadanos a manifestar su criterio del proyecto, cuál era el propósito y motivo de la audiencia. Los abucheos e intimidaciones de este grupo de obstinados impidieron que sectores que hicieran acto de presencia para dejar constancia de su apoyo al proyecto no pudieran hacerlo, por lo que consideramos los resultados de las supuestas vistas públicas totalmente ajenos a la voluntad del pueblo. Esta estimación puede corroborarse, valiéndose de todos los matutinos que publicaron artículos inherentes al tema, y los comentarios que fueron publicados en los portales de sus respectivas páginas en la red, así como las diferentes encuestas que se han hecho.
Allí si podremos apreciar la voluntad innegable de pueblo dominicano que, con ímpetu reclama su derecho a saber más sobre la denominada Era de Trujillo.
Sin embargo, como antítesis a lo que hubiese sido este proyectado museo, se está construyendo otro, al capricho y antojo de este pequeño sector recalcitrante de anti-Trujillistas, por lo que resultara ser más de lo mismo. Este museo pretende continuar difundiendo la versión retorcida y tergiversada sobre la denominada Era de Trujillo, que han venido propagando durante los más de 49 años después de la muerte del Generalísimo Trujillo. Este proyecto le ha costado al pueblo dominicano muchos millones de pesos y según las informaciones recogidas de la prensa, se requerirá de la asistencia obligatoria para los estudiantes y empleados públicos, para asegurar sea visitado.
Nos parece inverosímil que tanto el reporte que ofreció la Comisión Permanente de Cultura a la Cámara de Diputados en contra de este proyecto, como el fallo de la corte en detrimento de la Fundación Rafael Leónidas Trujillo Molina, se apoyen en una ley no solo caducada, sino que va en contra de todos los principios fundamentales del derecho a la libre expresión que protege la Constitución de la Republica Dominicana, y también las declaraciones universales de derechos Humanos protegidos, acordados y aceptados internacionalmente por un sin número de pactos internacionales como el de las Naciones Unidas, el Pacto de San Juan y demás. Pareciera una conspiración del sector de anti-trujillistas recalcitrantes, que buscan por todos los medios impedir que la historia real y categórica de la denominada “Era de Trujillo” se conozca. ¿Por qué tanto miedo a la memoria dominicana y las verdades irrefutables de la era después de casi 50 años? La respuesta a esa y muchas más preguntas pronto la sabremos.
Para resumir, queremos dejar inequívocamente claro, que el proyecto de ley que fue sometido por el Diputado Leivin Guerrero nada tuvo que ver con la Fundación Rafael Leónidas Trujillo Molina ni con la familia Trujillo. Sin embargo, entendemos que el rechazo al proyecto de ley obedece a la necesidad imperiosa de este sector anti-trujillista de promover sus intereses, y a las acciones irónicamente anti-democráticas del bloque mayoritario de diputados del PLD que de manera unánime decidió rechazar el proyecto de ley puramente por ideología política, a la vez ignorando la voluntad popular.
Queremos agradecer el apoyo abrumador y desinteresado, y la aceptación inequívoca a nuestro desempeño. Ahora más que nunca, reconocemos la necesidad ineludible de la labor de la Fundación Rafael Leónidas Trujillo Molina, y continuaremos con un trabajo sin tregua, con altura, de manera seria y digna y ceñidos siempre en las verdades históricas incontrovertibles y bien fundamentadas, dentro de un marco de respeto a las leyes y a los derechos cardinales de todos los ciudadanos de la República Dominicana y del mundo.
L. Ramfis Domínguez Trujillo
Fundación Rafael Leónidas Trujillo Molina»