El bar está muy concurrido en una noche ajetreada en el restaurante especializado en carnes Chicago Cut, donde dos parroquianos regulares, Keith y Peg Bragg, examinan la carta de vinos. Pocos segundos después encuentran nada más mover los dedos todas las botellas ofrecidas a menos de 40 dólares, utilizando un iPad que les facilitó su mesero.Leer el resto del contenido