Villa Vilorio, un barrio fundando por el dirigente comunitario, Domingo Vilorio a principio del siglo XXI, lleva ya unos ocho años sin el servicio de agua potable, mientras que sus moradores tienen que andar encima del fango cuando llueve y esconderse de la polvareda en tiempo de sequía, por el mal estado de sus calles.
El servicio de energía eléctrica es precario, no hay escuela, centro de salud, instalaciones deportivas y la drogadicción y la delincuencia obliga a sus más de 2 mil habitantes acostarse o recogerse en sus casas antes de la 8:00 de la noche.
Para cocer los alimentos, los habitantes de Villa Vilorio, un barrio al norte de Hato Mayor, tiene que adquirirla a camiones cisternas o extraerla de pozos artesanales, los cuales casi siempre están minados de parásitos.
La escasez de agua es el mayor problema de Villa Navarro, porque obliga a las amas de casa coger el dinero de la comida para comprar el preciado líquido.
Decenas de cubetas vacía en el frente de los hogares es el panorama que se aprecia en el barrio y los moradores dicen que la situación esta secando sus bolsillos.
Solo en tiempo de campañas electorales, los políticos y la gente del gobierno dicen que instalarán agua al sector, pero inmediatamente pasan los procesos, nadie recuerda de las penurias que pasan sus moradores.
Según las amas de casa ante la falta del líquido las actividades del hogar son un dolor de cabeza y diezman la economía de los hogares.
El diputado Cristóbal Castillo, el único que se ha acordado de la gente que vive en Villa Vilorio, construyó dos pozos, pero los propietarios de los terrenos donde lo edificó se han apropiado y no reparten agua a los vecinos.
Por Manuel A. Vega