Las ballenas jorobadas han vuelto a su casa: la bahía de Samaná, en el noreste dominicano, cuyas autoridades reafirmaron este año su compromiso por la conservación de los cetáceos e, incluso, inauguraron un observatorio terrestre para avistarlos y aumentar así el turismo en la zona.En los meses de la primavera, verano y otoño, estos cetáceos viven en las aguas frías del Atlántico Norte y en invierno inician una larga travesía hacia los mares tropicales para aparearse y dar a luz y luego retornar a su zona de alimentación. La bahía de Samaná forma junto al Banco de la Plata y el Banco de la Navidad, en el norte, el Santuario de Mamíferos Marinos, que abarca una zona de 12.700 millas cuadradas, convirtiéndola así en el área protegida más grande del país caribeño. La temporada observación de ballenas, que se extiende hasta el 30 de marzo, representa una de las actividades económicas más importante para Samaná y toda la costa Atlántica del país.Leer el resto del contenido