Siempre que aquí se empieza a hablar de aumentar el o los pasajes del transporte público una de nuestras rutas da la iniciativa, pero como es una sola ruta nadie hace caso y cuando cerramos y abrimos los ojos ya todas tienen el aumento del pasaje sin que nadie diga nada. Una grave preocupación.
Recuerdo hace un tiempo atrás, tres años, quien escribe solía transitar mucho por la Av. Tiradentes, y los chóferes de esa ruta se la jugaron y se pusieron a una para el incremento del servicio que ellos brindan a la sociedad, al de a pie, haciéndose las autoridades de la vista gorda, y a las dos semanas todas las rutas tenían el mismo precio.
Traigo esto a colación porque ya los chóferes del transporte público del interior del país, en específico de Santiago de los Caballeros ya están amenazando con el aumento del pasaje, sin que veamos una, de las tantas entidades de correspondientes del Gobierno, hacer un pronunciamiento al respeto.
Es un absurdo que se haya implementado el aumento del o los pasajes al de a pie en más de dos y tres ocasiones, que por demás en muchas casos tiene un pírrico salario, tanto en el sector público como privado, y las autoridades correspondientes no tocan el aumento salarial, haciendo caso omiso a un tema de tanta importancia y obviando que de una u otra forma se dinamiza la economía, la que tanto se toma para promesa de campaña.
Un pasaje cuesta hoy veinticinco (25) pesos (una ruta corta), lo que significa que cuatro rutas cortas para llegar a un destino; trabajo, universidad, Iglesia, biblioteca, etc., nos cuesta cien (100) pesos, que para volver a la casa tenemos que desprendernos del mismo costo, y nadie dice nada.
Los poéticos, partidos políticos, Gobiernos, y los líderes o empresarios sindicales o del transporte deben ya darle respuestas constructivas al pueblo, deben sentarse en la mesa del Diago de verdad, no de las negociaciones favoreciendo a uno o al otro, a quienes deben beneficiar es al pueblo.
¿Porqué debe ser el pueblo el beneficiado? Porque es el que sufre desde que se monta en una chatarra, paga por ese mal uso, para colmo maltratado por la indecencia de nuestros chóferes, muchos en estado de embriaguez, y ya hay precedentes, no tiene una garantía si llega o no bien a su destino, es el que anda en pánico por un tanque de gas montado en el baúl de la chatarra, más la poca importancia que los Gobiernos le brinda.
Abogamos porque el Estado o Gobierno vía sus autoridades correspondientes se ponga los pantalones ante la especulación, y no permita que se siga abusando del de a pie, que es en verdad el que aguanta todo, porque conjuntamente de enfrentar el alto costo del pasaje también tiene que enfrentarse con el de la canasta familiar. Aboguemos por ello.
Por el periodista Robinson R. Gálvez Lay
Contacto: Robinsongalvez31@hotmail.com