Un conductor de camiones de Nueva Zelanda logró sobrevivir, tras inflarse como un globo luego de un accidente con una manguera de aire comprimido.
Steven McCommack rompió la manguera al caerse en el área que está entre el compartimento del conductor y el remolque.
La boquilla de la manguera le rasgó el trasero y comenzó a inyectar aire al interior de su cuerpo, que se expandió rápidamente como un globo.
Tras escuchar sus gritos, sus colegas cerraron la manguera y lo colocaron de lado, con lo cual salvaron su vida.
Keith Adams, de la BBC, describió el incidente como «un grave accidente, que pudo costarle la vida, y que sin embargo conjura imágenes propias de una caricatura de Tom y Jerry».
El hecho ocurrió en Opotiki, en la Isla del Norte en Nueva Zelanda.
El conductor, que tiene 48 años de edad, permanece hospitalizado en la ciudad más cercana, Whakatane.
Sorpresa de los médicos
McCormack señaló que los doctores se sorprendieron de que su piel no se rasgara, ya que el aire comprimido separó sus músculos de la grasa.
«Sentí como el aire entraba en mi cuerpo y era como si fuera a explotar».
«Me inflaba como si fuera una bola de fútbol…era como si me estuviera dando el síndrome de decompresión, como a los buzos. No podía hacer nada, más que quedarme ahí, inflándome como un balón», explicó el conductor al periodico local el Whakatane Beacon.
Señaló que su piel se sentía como la de un cerdo asado, dura y quebradiza en el exterior, pero suave por dentro.
El conductor explicó que sus amigos sacaron la boquilla de la manguera de su ano y colocaron una bolsa de hielo.
Posteriormente, los doctores insertaron un tubo dentro de sus pulmones para drenar el aire y trataron su herida en el ano utilizando lo que McCormack describió como algo similar a un taladro.
«Eso fue lo más doloroso», dijo.
«Tiene suerte de estar vivo. Fue un accidente que le podría costar la vida», un portavoz del hospital dijo a AFP.
El conductor explicó que sentía como el aire está saliendo gradualmente de su cuerpo, «como suele pasar con el aire».