¿Por qué éste título? Paso a explicarles. En años atrás, o en un pasado reciente, el más ínfimo de los acontecimientos que hoy pasan eran casos que llamaba tanto la atención del ciudadano que lo primero que preguntaba ¿y cómo puede suceder esto?
Ya no. Ahora vemos cómo nuestros jóvenes, por ejemplo, están delinquiendo en las narices del pueblo, sin que a nadie le sorprenda, como es algo, para ésta época, normal y sin que las autoridades den una respuesta contundente de lo que nos pasa a diario y a cada hora.
Ayer circuló la noticia de que un sargento mató de cuatro disparos a un teniente, dentro de un centro comercial, por la simple discusión de un turno en un cajero, y lo que más llama la atención es que el hecho sucedió ante un sinnúmero de personas que también hacían fila para el uso del mismo cajero.
Pero hasta dónde llega la poca responsabilidad o la irresponsabilidad y conciencia de nuestros conciudadanos y correligionarios, sin pensar en los demás, sin pensar que en el entorno donde comenten el hecho puede haber un hijo, primo, sobrino y hasta un padre o madre suya, pero al parecer nada importa, nada sorprende.
Hacia a dónde va el rumbo de nuestros valores, si a cada momento, en cada circunstancia se ven cada vez más desvalorizados, si en cada momento vemos cómo los tiran al vacío, en cada accionar de nosotros mismos, sin que nadie se sorprenda de nada de lo que vemos y nos pasa.
¿Cómo es posible que un pelotero, quien debe ser un ejemplo, mate a quema ropa a un individuo de su pueblo y hoy esté, no solamente suelto, sino ejerciendo su función de pitcher, y por demás sea aplaudido por multitudes? ¿Cuál es el ejemplo de un patán así ante una sociedad?
Quién dijo que un político, un empresario, un artista, un pelotero, un párroco, un pastor (en ambos sexos), por más poder que tengan, pueden hacer lo que les venga en gana sin que nadie se sorprenda ni diga nada al respeto y demostrando a su vez el poco dolor de éste, nuestro país.
Aquí hace falta quién o quiénes haga algo para que esos valores sean recuperados nueva vez, para que la familia dominicana se sienta con ánimo de seguir luchando por ésta sociedad, para poder enarbolar esos valores familiares que nos inculcaron nuestros padres desde que veníamos creciendo y estudiando para ello.
Apropósito de valores, debo desde ya saludar y felicitar a un valor inolvidable, las madres en su día, que será el próximo domingo. Esperen un artículo muy especial.
Por Robinson R. Gálvez Lay
Robinsongalvez31@hotmail.com