Desde el 2006, una falsa identidad de la presentadora de televisión había sido utilizada por Carlos Montás, de 30 años, quien se hacía pasar por ella a través de una cuenta de Hotmail.

Montás, residente en San Cristóbal, creó la falsa cuenta de ibelka-ulerio@hotmail.com para establecer comunicación con figuras del medio (especialmente mujeres), desarrollando comportamientos e insinuaciones lésbicas y otros tipos de propuestas inmorales e indecorosas.



La realidad es que durante cinco años, el nombre de la comunicadora fue burlado sin esta darse cuenta a tiempo para detener la situación lo antes posible.

Ulerio estaba ajena a lo que se cometía en su contra y hace pocos meses se enteró de la delicada situación en la que su nombre se hallaba involucrado.



“En los últimos meses, mucha gente del medio me decía que aparecía un correo con el nombre ibelka-ulerio@ hotmail.com, pero yo no le prestaba mucha atención porque pensaba que la persona que hacía eso se le iba a pasar pronto, pero hubo una semana en la que recibí comentarios de mucha gente allegada y entonces decidí recurrir a las autoridades”, explicó ayer al periódico LISTÍN DIARIO.

El suceso

El caso no había salido a la luz pública, pero el pasado sábado, el periódico El Nuevo Diario hizo pública una carta de arrepentimiento del hombre que había sido culpable de ocasionar los daños hacia la comunicadora.

Esta conducta provocaba placer al acusado y confiesa en el escrito que “esto se convirtió en un pasatiempo entretenido con el cual ocupé mis espacios libres desde 2006 hasta la fecha”.

Según Ulerio, la policía le ofreció la opción de someter a prisión al culpable, pero decidió no hacerle daño “porque es un muchacho de 30 años, casi de mi edad”.

La comunicadora no ha ofrecido declaraciones en los medios porque “estaba esperando a que saliera la primera publicación de la carta, porque son tres, para luego yo hacer una carta y presentarla en la televisión”.

No obstante, a pesar de que la conductora de ‘Aquí se habla español’ (canal 9) reconoció que ante un hecho de esta magnitud que desacredita la imagen de una figura, una carta no es suficiente para resarcir los daños morales, ella no piensa llevar el caso a los tribunales.