Hay frases típicas que parecen estar siempre presentes en el inconsciente colectivo masculino, pues son repetidas una y otra y otra vez, en similares ocasiones para tapar o disfrazar una realidad. ¿Por qué se miente?

«No eres tú, soy yo»; «no soy lo que tú necesitas»; «démonos un tiempo», «me siento confundido, no sé qué es lo que quiero», «eres la única, nunca me había sentido así» o la más genial: «no es lo que piensas» son todo un clásico, no cabe ninguna duda.



«Al terminar una relación los argumentos que utilizan algunos hombres enmascaran las verdaderas razones que hay detrás, por temor a develar una realidad, que a veces es más dolorosa que la misma ruptura», explica Bárbara Mandiola Baeza, psicóloga clínica.

Tal vez haya cobardía –sugiere la psicóloga– una necesidad de protegerse y no enfrentar las verdaderas razones del rompimiento, por ello se recurren a esos argumentos poco inteligentes, en vez de verbalizar un «ya no te amo y no te deseo» o «ya no tenemos la misma química sexual que antes y encontré a alguien con quien si la siento», o «no siento que seamos una pareja, yo tengo mis necesidades, tú las tuyas y ambas van en direcciones contrarias y no hay un punto de encuentro».



No es complicado, se trata solo de comunicación. «Es cosa de cerrar los ojos, contactarse un poquito y sentir si quiero estar con esta persona o no quiero. El cuerpo te da la señal, si se te aprieta el estómago estamos mal, hay tensión, no quiero estar con tal persona… si uno se da un ratito para la introspección te puedes escuchar, todos tenemos el potencial para saber qué es lo que queremos y lo que no», argumenta Mandiola.

Doble vida

Cuando hay un vacío en la pareja, falta de atención, cariño o sexo y no existe la valentía para abandonarla, es posible que surjan los amantes, la doble vida y los problemas.

«La amante es sólo eso, un oasis de lo que no tienen en su propio hogar y lo buscan por fuera para compensar lo que les falta, pero todo lo demás sí lo tienen, entonces para qué separarse si lo pueden tener todo», afirma la psicóloga.

Afortunadamente, no todos los hombres son deshonestos, cobardes ni tan cómodos para no hacerse cargo de lo que les ocurre. Pero atención, «estar en pareja es para disfrutar y compartir con respeto. Si tienes reiteradas dudas y te torturas con la idea de un engaño es mejor terminar la relación», aporta el psicólogo Fernando Marchant. Agrega, que las relaciones deben estar basadas en la confianza y la comunicación tiene que ser abierta, concreta y sin adivinanzas o dobleces, que haga exactamente lo que dice. Ahora, si hay sospechas sobre una presumible doble vida, aconseja poner atención en la comunicación no verbal.

«El cuerpo siempre comunica y cuando estás disociado (mintiendo) el cuerpo te lo va a mostrar con reiterados pestañeos, la cara se sonroja, evaden la mirada, se cruzan de piernas o brazos y si los llaman por celular, se alejan», expone Fernando Marchant.

Fuente Elnuevodia.com