Sin dudas hay muchas cosas aun por relatar sobre nuestra querida Universidad Autónoma de Santo Domingo –La Uasd- , allì confluye el legendario Lachapel mejor conocido como el hombre del nivel junto al joven revolucionario que desde luego no podía faltar, así como su opuesto: el jevito, joven centrado en sí mismo al cual poco o nada le importa todo aquello en su entorno que, no gire hacía sus intereses. Pero la UASD, es más que la suma de sus partes, trasciende al conglomerado de profesores, estudiantes y todo su equipo de trabajo, más que una universidad es un termómetro de cómo «anda la cosa« en nuestro país… Por ello todo cuanto ocurre allí dentro, repercute en el resto de nuestra sociedad y si tomamos en cuenta el arraigo del resentimiento social en nuestro país, vamos entonces a ver de qué forma contribuye la UASD con ello.

Los sin nombres



Nadie ha pasado factura a los miles de jóvenes académicos cuyas carreras se han visto afectadas por la burocracia, las huelgas internas y sobre todo la visión «del pecado original« de muchos profesores que, tras haber sufrido una dolorosa formación profesional en tiempos de la guerra fría pretenden volver a recrear tales dificultades pues según ellos mismos pregonan: «Los estudiantes de hoy dìa, las tienen todas fáciles, hay que ponérselas difícil para que ellos vean como era en mis tiempos« como que si ya no fuera suficientemente difícil con ser un joven de clase media baja, baja o en condiciones por debajo de la línea de la pobreza.- Es esta casta de profesores los responsables de haber malogrado la trayectoria de no pocos jóvenes con una proyección de calificaciones académicas muy por encima del 70 que estos acostumbran a poner para solo salir del paso.

La trampa del resentimiento: sus consecuencias

De cómo la UASD en la medida que genera nuevos graduados insatisfechos lanza a nuestra sociedad resentidos sociales, jóvenes que sienten que la universidad no les premio o respondió a la altura de sus sacrificios es, una crónica aun por contabilizar. Mientras tanto la doctrina del «Pecado original« -la convicción de que todo aquel estudiante de la UASD debe experimentar de alguna u otra forma la dificultad de ser profesional durante los 12 años de Balaguer, todo esto por ser solo estudiante de dicho centro- nos sigue pasando factura. Y es que justamente en la relación profesor-estudiante radica gran parte del problema, si bien es cierto que la condición de ser humano de quien educa reviste de subjetividad esta relación, es hora de buscar mecanismos objetivos más eficaces para hacer que los jóvenes académicos de hoy día no se vean afectados por decenas de profesores que no terminan de acostumbrarse a las nuevas realidades y formas de aprendizaje ´´más cómodas«.
Eso a ellos les crea un resentimiento pues no logran manejar adecuadamente que estos muchachos dispongan del conocimiento tan fácilmente pero cuando ellos tratan de «ponérsela difícil« como en sus tiempos están entonces a su vez malogrando el potencial de un futuro profesional con lo cual a su vez crean resentimiento en el estudiante que deja de ver en el profesor a un facilitador y comienza entonces a percibirle como un irascible dictador. Como resultado el joven graduado salido a la calle viene de pasar por un proceso de tortura dejándole en su interior con más ribetes de resentido social que de joven profesional. Es así como la UASD contribuye a mantener el resentimiento social como malestar de nuestra sociedad y, en lo que resolvemos este asunto ya nuestra insigne universidad cuenta con un lujoso parqueo!



Por Aneudys Santos