Como las demás personas en el país, el domingo en la mañana Estervina Ozuna, de 40 años, natural de Higüey, República Dominicana, se prepararía para la entonces tormenta tropical Irene.
Sin embargo, en vez de lluvias y aguaceros, lo que recibió ese mismo día, en horas de la tarde, cuando ya se sentían las fuertes ráfagas de Irene, fue a su bebito Alonso Miguel, a quien se suponía que diera a luz días más tarde.
“Yo me levanté a las 7:00 como todos los días y cuando fui al baño, me di cuenta que tenía que ir al médico. Llegué al hospital en tres centímetros. Me pusieron a caminar y a subir escaleras mientras allá afuera era el caos de la tormenta. Llegué a los siete centímetros bastante rápido y a las 6:05 de la tarde, en el cuarto de preparación pujé y pujé, y nació mi bebito. No dio tiempo ni de llegar a la sala de parto”, narró Ozuna.
El bebé nació por parto natural en el Hospital Universitario. Pesó poco más de siete libras y midió 19 pulgadas.
La amiga de Estervina, Sandra Martínez, vecina de Villa Fontana, en Carolina, era toda emoción.
“Ella (Estervina) fue a mi casa y me dijo: ‘Vente, vístete, que el bebé viene’”, dijo Martínez quien fue testigo en el parto.
“Las contracciones fueron una detrás de otra y ahí vino el bebé, y se le salió”, agregó Martínez.
Estervina ayer lucía regia, sin ningún dolor y mucha alegría por la llegada de su bebé, a quien está lactando.
Ayer llegó al cuarto de lactancia y acarició a Alonso, quien tiene los ojos rasgados de su madre y se calmaba con sólo escuchar su voz.
Sin embargo, dentro de la emoción de tener un nuevo hijo, Estervina confesó que el parirlo durante la espera de la tormenta la puso bien nerviosa, y le dio mucho miedo.
“Aquí en el hospital se escucharon los vientos fuertes y me preocupaba por el bebé, pero todo está bien y mañana me dan de alta, se supone”, expresó contenta. Pero ahora está pensando en cuatro de sus seis hijos que viven en la República Dominicana.
“Yo confío en Dios que nada les pase”, reflexionó.
Fuente:ElNacional