San Juan, Puerto Rico. Como consecuencia de las manifestaciones de repudio que reciben los dominicanos radicados en la isla y la precaria situación que presenta la economía, el consulado dominicano en San Juan emite un promedio de dos cartas de rutas diarias a criollos indocumentados que deciden regresar voluntariamente a su patria natal.

Esta realidad se puede verificar con tan solo pasearse por la Plaza Barceló, un parque situado en la zona de Barrio Obrero, donde cada día decenas de dominicanos desempleados esperan a que un compatriota o boricua les pague unos cuantos dólares para realizar una “chiripa”.



El parque donde los criollos juegan dominó para disipar la intranquilidad que provoca la desocupación laboral, está rodeado de negocios de venta de comidas, tiendas, compraventas, colmadones y tarantines, propiedad de dominicanos. La mayoría de los que por allí pululan no tienen trabajo desde hace meses y años. Muchos, incluso, se ven obligados a pedir para comer.

Un segmento importante de dominicanos vive de la industria de la construcción. Pero los datos oficiales apuntan a que desde el 2009 al 2010 las obras gubernamentales en Puerto Rico cayeron en un 69.9% y las licencias para proyectos del sector privado, en un 26%. Y la minoría que trabaja en instituciones del gobierno sufre igual la cancelación de miles de empleados públicos en los últimos años.



Se calcula que desde que inició la contracción económica, la economía boricua ha perdido el 12% de su capacidad productiva. El Departamento de Trabajo registra que hasta agosto de este año el número de desocupados era de 207 mil, lo que sitúa en un 16.4 por ciento la tasa de desempleo en Puerto Rico.

“Aquí no hay empleos. Las oportunidades de desarrollo son mínimas y el dominicano ha tenido que irse. Literalmente, el dominicano está pasando hambre aquí en Puerto Rico”, explica Álvaro Núñez, encargado del Departamento de Asuntos Migratorios del consulado dominicano en San Juan.

Fuente Elcaribe.com.do