El editor de imágenes de Adobe, el conocido Photoshop, está en el punto de mira de un colectivo estadounidense que considera que el abuso de dicho programa conlleva ciertos perjuicios sociales. De este modo, bajo lo que han denominado como Ley de la Autoestima, piden una normativa que regularía el retoque digital de los modelos, actores y actrices en las revistas y en los anuncios.



La campaña ha sido iniciada por Seth y Eva Matlins, una pareja que cree que sus hijos deben crecer libres de la superficialidad y de la imagen corporal de la perfección que, tan alejada de la realidad, causa problemas psicológicos y físicos en el desarrollo y crecimiento de los adolescentes. En su opinión, los propios afectados deberían denunciar el retoque excesivo sobre su imagen por parte de la publicación ya que están desvirtuando la realidad.

«No podemos ignorar que nuestra cultura de la belleza tiene efectos tremendamente negativos sobre las niñas y las mujeres», han denunciado. Y prosiguen: «Los problemas son reales, serios y duraderos, ocurren cuando no nos damos cuenta de que las imágenes y los ideales del cuerpo humano presentado en los medios de comunicación, está creando falsas expectativas y normas para la población femenina de nuestro país».



Un ejemplo son las fotografías de Julia Roberts para una campaña de Lancôme. Tras las múltiples denuncias recibidas por el abuso del Photoshop y la sensación de irrealidad del rostro de la actriz, se retiraron las fotografías en Reino Unido.

La fundación Dove Self-Esteem ha realizado un estudio en el que se revela que el 80% de las mujeres se sienten inseguras con su imagen por culpa de las imágenes de perfección de las estrellas femeninas y modelos en los medios de comunicación. Los resultados también muestran cómo la infancia se ve afectada por este hecho ya que el 71% de las niñas siente que su aspecto «no está a la altura», sufriendo baja autoestima.

«Estas cifras muestran que tenemos un problema social cuyas consecuencias tienen graves efectos sobre la felicidad individual, el bienestar, la productividad económica e incluso un asombroso número de muertes por trastornos alimentarios cada año», recuerda Eva Matlins. «Queremos que nuestros hijos contextualicen lo que ven, un cambio de moralidad es preciso», sentencia.

Fuente 20minutos.es